Europa crea iniciativas para obtener resistencias al cambio climático y hacer las ciudades más habitables. Lo están logrando gracias a las mejores soluciones que ingenieros, paisajistas, políticos, iniciativas ciudadanas y arquitectos han propuesto para obtener una mejor calidad de vida.
El Premio Europeo del Espacio Público Urbano 2022
Desde que el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) lo convocara por primera vez en el año 2000, hemos visto cómo la presencia de los peatones expulsaba a los coches de los centros urbanos y cómo iniciativas sociales convivían con edificios monumentales a la hora de sanear y redibujar las urbes.
En Utrecht (Países Bajos), una recuperación híbrida ha ganado la undécima edición del premio. Se trata de un proyecto transversal, una intervención que conjuga saberes para atender a varias necesidades a la vez. Así, una autopista —que funcionaba desde hace 50 años— ha sido convertida en un canal saneado, restaurado como espacio público y también como vía de transporte. El canal es una instalación deportiva y también un parque urbano —gracias al jardín lineal que recorre sus orillas—. La recuperación del canal Catharijnesingel dibuja la apuesta europea por renaturalizar las ciudades como respuesta al cambio climático y como reacción a las carencias cívicas en plena era pospandemia.
El proyecto restaura un tramo de 1,1 kilómetros de la ciudad, añade 40.000 metros cúbicos de agua al canal y se suma a una longitud total de casi seis kilómetros que reconstruye un ecosistema. En sus prioridades recuerda otras intervenciones que relacionan río, o canal, y naturaleza con movilidad y recreo urbanos como: Madrid Río, la recuperación de las orillas del Segre en Lleida, las del Ebro en Zaragoza o la de las rutas junto al Besós en Barcelona. Es, como estos proyectos, un espacio abierto e interpretable, a la vez un parque y también un camino, un trabajo de paisaje, ingeniería y arquitectura que hace convivir el desplazamiento y el reposo de peatones y lo prioriza sobre la presencia de coches. También defiende el cuidado de la vegetación sobre la construcción para tratar de paliar los efectos del cambio climático.
La principal decisión para recuperar el canal de Catharijnesingel y ampliar el Zocherpark, que tomó el estudio OKRA landschapsarchitecten, fue la reorganización del tráfico, el desvío de los coches para levantar senderos peatonales, sombreados por olmos, plátanos, prunus y álamos y salpicados de zonas de descanso. La variedad vegetal y la recuperación del agua aseguran también la biodiversidad animal: el regreso de las abejas y la transformación de una carretera en un parque lineal que se suma al jardín Zocherpark ya existente.
En Utrecht, el canal aumenta la capacidad de la ciudad para hacer frente al calor extremo y, drena y evacúa también el agua de las tormentas. La recuperación del agua y la vegetación contribuyen a capturar el carbono y reducir la contaminación. En un mismo espacio conviven la ambición lúdica y el hábitat para los seres vivos. La humanidad, la sostenibilidad y una respuesta al clima se dan cita en este canal que busca regenerar la vida en las ciudades, prever las inundaciones, sombrear los veranos, llevar aire fresco, y descender la velocidad de los desplazamientos.
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