Actualmente las personas queremos hacernos notar, sentirnos únicos y es por eso que compartir los gustos musicales, es una manera de llamar la atención. Asimismo, la plataforma de Spotify tiene Wrapped, una presentación interactiva que crea un resumen anual del consumo musical para cada usuario y te muestra las estadísticas de escucha en la plataforma.
El fenómeno tiene implicaciones desde el punto de vista de la privacidad. Quienes comparten su Wrapped no solo saben que Spotify recoge y analiza datos sobre su vida (cantidad de horas y en qué momentos del día en que se escucha música, bandas y podcasts favoritos, estilos preferidos), sino que además no tienen reparo en hacerlos públicos.
¿Harían lo mismo con el resto de información que almacena Spotify, pero que no muestra en el resumen anual?
La plataforma no solo sabe el nombre, dirección o edad de sus acólitos. Los gustos musicales dicen mucho de las personas. Más de lo que puede parecer. Si durante todo el día escuchas heavy metal pero por la tarde prefieres canciones infantiles, muy probablemente estamos ante un padre o madre. Si el streaming deja de funcionar a la hora del partido, es posible que tengamos delante a un aficionado al fútbol. Si a primera hora o por la tarde se escucha música muy rítmica que rompa con el consumo habitual, el sujeto puede ser un runner o deportista.
La compañía hace lo que en su política de privacidad califica como “inferencias”: a partir de tus patrones de consumo musical y estilos preferidos, los analistas de datos y sociólogos de la empresa desarrollan perfiles con determinados rasgos de carácter. Puede determinar cuántas probabilidades tiene un usuario de ser atrevido o tímido, más o menos sociable o hasta si es de izquierdas o derechas. Llega a estas conclusiones con enrevesados modelos estadísticos basados en correlaciones de datos muy variados.
Spotify elabora análisis matemáticos de las canciones, examinando ritmos, tempos y melodías, e investiga qué valores se asocian a cada banda o tema disponible. Asigna de ese modo un valor a cada tema, que a su vez da lugar a otro valor cuando se combina con el de las canciones incluidas en las listas de los usuarios. Toda esa información se cruza con los datos recogidos sobre el usuario por la propia plataforma o por terceros, como Facebook. Una investigación del New York Times reveló en 2018 que la red social de Mark Zuckerberg compartía datos sensibles de sus usuarios con unas 150 compañías, entre ellas Spotify.
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