El Gobierno de Italia da un golpe sobre la mesa y prohíbe definitivamente la entrada de cruceros en la zona más céntrica de Venecia. Después de que las medidas tomadas en plena pandemia el pasado mes de abril no se hayan respetado y las grandes naves surquen de nuevo las aguas del corazón de la ciudad, el consejo de ministros ha aprobado hoy un decreto ley por el que se cierra la historia por completo.
Lo hace in extremis, solo dos días antes de que comenzase la reunión de la Unesco en China en la que debía discutirse la conveniencia de colocar a Venecia en la lista de los 53 bienes en peligro en el mundo. Una decisión que entrará en vigor el 1 de agosto y que tendrá amplias implicaciones culturales, medioambientales y económicas.
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La organización internacional se quedó atónita a mediados de junio, cuando el crucero MSC Orchestra, de 92.000 toneladas, surcó el canal de la Giudecca ante la plaza de San Marcos como si el Ejecutivo no hubiera anunciado hacía meses el fin de este tipo de situaciones. Era el primer gran crucero que volvía a la ciudad después de la interrupción de 18 meses que provocó la pandemia.
En ese periodo estas embarcaciones no entraron en Venecia debido a las restricciones impuestas por el coronavirus y su ausencia contribuyó a mejorar la calidad del agua. En 2018 pasaron por la ciudad 594 cruceros, casi dos al día, que atracaban, desembarcaban a los pasajeros, se detenían algunos días y después partían. Una fuente de ingresos fundamental para Venecia, pero un daño incalculable para su patrimonio y para la sostenibilidad medioambiental de la laguna. Por ello, el Ejecutivo se compromete ahora también a otorgar ayudas a la región, al Ayuntamiento y a las compañías perjudicadas.