La inteligencia es un término complejo que se refiere a la capacidad de aprender, comprender y aplicar conocimientos y habilidades para resolver problemas y adaptarse al ambiente. La inteligencia puede variar de persona a persona y puede ser influenciada por una variedad de factores, como la genética, el ambiente y la educación.
En cuanto a los niños, su cerebro está en constante desarrollo y está más abierto a la absorción de nueva información y habilidades. Los niños son naturalmente curiosos y tienen una gran capacidad para aprender nuevas cosas. Además, sus cerebros están en una etapa temprana de desarrollo, lo que les permite adaptarse mejor a nuevos ambientes y aprender nuevas habilidades más fácilmente que los adultos.
Asimismo un equipo de científicos de la Universidad de Brown (Estados Unidos) quería averiguar si los niños tienen una ventaja neurológica a la hora de aprender algo nuevo. Sus resultados no dejan lugar a dudas: los niños de primaria pueden aprender nueva información o habilidades más rápidamente que los adultos.
“A menudo se supone que los niños aprenden más eficientemente que los adultos, aunque el respaldo científico para esta suposición ha sido, en el mejor de los casos, débil y, si es cierto, los mecanismos neuronales responsables de un aprendizaje más eficiente en los niños no están claros”, apunta Takeo Watanabe, profesor de Psicología en la Universidad de Brown y líder del estudio que recoge la revista Current Biology.
Los investigadores encontraron que la razón de esta mayor capacidad de aprendizaje es que los niños y los adultos muestran diferencias en un mensajero cerebral llamado GABA.
GABA es una parte muy impórtate que conforma la memoria y el aprendizaje tanto en niños como en adultos. Para probar su hipótesis, obtuvieron imágenes de los cerebros de niños de entre ocho y 11 años antes, durante y después de aprender a completar una tarea. Concretamente, catorce adultos de entre 18 y 35 años y trece niños fueron capacitados para realizar una tarea que involucraba aprendizaje de percepción visual. Así, mientras se entrenaba y realizaba la tarea, a todos los participantes del estudio se les tomaron imágenes de la corteza visual, el área del cerebro que procesa la información visual, mediante resonancia magnética.
¿Cómo realizaron el experimento?
Se les pidió que miraran a un punto central antes de que se mostraran dos imágenes durante 50 milisegundos sucesivamente, con un intervalo en blanco de 300 milisegundos entre ellas.
Encontraron que los niveles de GABA en los niños aumentaron durante el entrenamiento y se mantuvieron altos después, lo que mostró que los niños tienen un rápido impulso de GABA durante el entrenamiento visual, que dura después de que finalice este, lo que contrasta con las concentraciones de GABA en adultos, que se mantuvieron constantes a lo largo del experimento. Los hallazgos sugieren que los cerebros de los niños responden al entrenamiento de una manera que les permite estabilizar de manera más rápida y eficiente el nuevo aprendizaje.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram o visitar nuestra página oficial.
La nota precedente contiene información del siguiente origen y de nuestra área de redacción.