La República Dominicana quiere cambiar su motor económico en pleno vuelo. Tras el aterrizaje forzoso de su PIB, debido a la pandemia, hoy esa economía del Caribe está en pleno ascenso. Los diferentes pronósticos apuntan a que el crecimiento repuntará este año entre un 4,4% y un 6%, tras la caída del 6,7% de 2020, que significó su primera recesión en casi 25 años. Gran parte de esa recuperación vendrá del turismo y de las remesas, sus motores históricos de crecimiento. Pero Luis Abinader, con apenas nueve meses en la presidencia, quiere agregar un nuevo ingrediente a esta fórmula para recuperar cuanto antes todo lo perdido. El Gobierno de este político y empresario, que ha ganado las elecciones del año pasado con un discurso en contra de la corrupción, apuesta por potenciar su industria (hasta ahora concentrada en material médico, dispositivos eléctricos, textiles y tabaco) y dinamizar sus 74 parques de zonas francas para que se conviertan en el carburante que dé fuerza a la nación.
“Estamos abocados a hacer las cosas diferentes”, dice Víctor Bisonó, ministro de Industria, Comercio y Mipymes de la República Dominicana, en una entrevista. La situación es acuciante. La pandemia ha sido un vendaval para este país con un mercado laboral donde más del 57,3% de la población ocupada está en la informalidad, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo. En tan solo un año, el desempleo creció hasta el 7,4%, después de haber llegado a mínimos históricos (en torno al 5%) en 2019, según el Banco Central. La incipiente clase media no aguantó el fuerte mazazo y cayó del 35% al 29%, según cifras del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo. Ello derivó en un aumento de la pobreza en 13 puntos porcentuales, llevando a malvivir a más de un tercio de la población, el mismo nivel que en 2014.
Pero si bien la crisis sanitaria ha puesto sobre las cuerdas a esta economía del Caribe, también le ha abierto una ventana de oportunidad con el nearshoring (el traslado de las cadenas de producción a países de la misma zona geográfica) que está haciendo EE UU de sus empresas instaladas en Asia. De las 46 compañías nuevas que se han instalado en la isla en los últimos ocho meses, cinco de ellas han sido empresas estadounidenses que han decidido mudarse del extremo del planeta, explica Bisonó. “El resto de América Latina está haciendo planes para ver cómo atraen esos capitales… En la República Dominicana ya están allí”, afirma el ministro durante la conversación celebrada en las instalaciones de la Real Academia Española (RAE).
La nota precedente contiene información del siguiente origen y de nuestra área de redacción.