Enrique Bolaños Geyer, ha fallecido la noche del lunes a los 93 años en su casa a las afueras de Managua el llegó a la presidencia de Nicaragua tras vencer con una amplia mayoría a Daniel Ortega en las elecciones de 2001.
Su mayor legado fue su lucha contra la corrupción, una cruzada personal, que generó una tormenta política en Nicaragua.
Enrique Bolaños Geyer
Bolaños Geyer era un férreo antisandinista, pero durante su mandato tuvo que negociar con Ortega. En la década del ochenta, durante el gobierno revolucionario, fue presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), la patronal de Nicaragua, y creía firmemente en incentivar la inversión como principal forma de sacar al país de la pobreza. Su eslogan de campaña era “remanguémonos las mangas”, es decir, un llamado a los nicaragüenses a ponerse a trabajar.
Heredó de su predecesor, Arnoldo Alemán, un país devastado por el huracán Mitch en 1998, que dejó más de 3.000 muertos, 700.000 damnificados y pérdidas millonarias en infraestructura.
Alemán era un político querido en las regiones rurales del país
Gracias a los esfuerzos de Bolaños y su lucha contra la corrupción, Alemán (1997-2002) fue condenado a 20 años de cárcel, en 2003, por el robo masivo de dinero público.
Alemán había negociado con Daniel Ortega un acuerdo político, llamado El pacto, a través del cual se repartían las instituciones nicaragüenses: nada se movía en Nicaragua sin el visto bueno de ambos caudillos.
El político fue cediendo importantes espacios a Ortega a cambio de ser sobreseído: ya había negociado un reforma que cambiaba el porcentaje necesario para acceder a la Presidencia, de un 45% a un 35% siempre y cuando haya una diferencia de cinco puntos entre el candidato del primero y segundo lugar; Alemán entregó el control de la directiva de la Asamblea Nacional a Ortega una vez que éste asumió el poder en 2007.
Esa lucha de poder desgastó el Gobierno de Bolaños Geyer, que tuvo que maniobrar no solo con dos poderosos bloques políticos opositores(liberales de Alemán; sandinistas de Ortega), sino que debió enfrentar la desestabilización que causaban continuas asonadas de sindicatos y estudiantes, capaces de paralizar Managua y otras ciudades del país. “El sandinismo es lo único que sabe. El capricho, el garrote, la sangre, el asalto, las turbas, el incendio, la asonada. ¡Qué triste! Deberían civilizarse algún día”, decía Bolaños Geyer.
Bolaños Geyer logró estabilizar la economía de Nicaragua, firmó el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamérica, llamado Cafta.
Al centrarse en la macroeconomía, su gestión se olvidó de los más pobres, bolsa de población de la que Ortega siempre se valió.
Tras su retiro de la política, Bolaños Geyer se dedicó a crear una enorme biblioteca virtual que lleva su nombre, lo que para él, amante de la tecnología, sería su principal legado para los nicaragüenses.