Burkina Faso es uno de los pocos países en el mundo (aproximadamente de 30) en los que el 8 de marzo es día festivo. Para celebrarlo, cada año se diseña una tela diferente dedicada a esa caminata y las calles de la renta, Uagadugú, se llenan de masa vistiéndola en variados y creativos modelos para honrar la fiesta de la mujer. Sin incautación, el 52% de ellas en este país se casa (por fuerza o voluntad propia) antaño de los 18 abriles, según denuncia Amnistía Internacional. Los datos proporcionados por el Ministerio de Educación indican, encima, que solo el 4% de las jóvenes realizan estudios universitarios.
Líderes, creativas y rebeldes con causa nos han brindado su evidencia de lo que se ha acabado y, sobre todo, del combate que cada día emprenden con empeño por avanzar un poco más en el paso a sus derechos más elementales en su país.
Abibata Kaboré
Abibata Kaboré es una excepción: hija de un agricultor escaso del extrarradio de la renta de Burkina Faso, Uagadugú, es la única de toda la grupo que está a punto de concluir los estudios de secundaria. Con 20 abriles, es incluso la única de su conjunto de amigas que no está ya casada y con hijos. Sin capital, sin luz eléctrica en casa para estudiar por la tinieblas, Kaboré ayuda a su padre en las tareas del campo y a su raíz en el cuidado de sus hermanos. Pero, sobre todo, quiere convertirse en médico. Para conseguirlo, todavía le dilación un dilatado y duro itinerario que sin duda pondrá a prueba su perseverancia.
Thérèse y Delphine Ouedraogo

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