La primera nave espacial —InSight— queda sin energía y pierde el contacto. Los responsables de la misión eran conscientes de que iban a perder el contacto con la nave, pues desde hacía meses sus paneles solares se habían llenado de finísimo polvo marciano que habían dejado sus baterías sin energía.
A lo largo de este año, los ingenieros de la misión habían intentado maniobras desesperadas para salvar la nave. Sacudieron los paneles e incluso usaron el brazo robótico para arrojar arena sobre ellos con la esperanza de limpiarlos, pero nada ha funcionado.
“Cuando ha llegado la noticia me ha afectado más de lo que esperaba”, reconoce a este diario Simon Stähler, geofísico de la Escuela Politécnica Federal de Suiza y miembro del equipo científico de la misión. “Ahora nuestra sonda es parte del paisaje marciano y si hay más terremotos nadie podrá captarlos”, ha resaltado.
La última esperanza es que venga un pequeño tornado y se lleve el polvo incrustado, como sucedió con los vehículos Spirit y Opportunity, aunque las probabilidades son menores porque la InSight no puede moverse. “Un remolino de polvo podría resucitar la misión, pero necesitamos que suceda pronto, porque sin energía el equipo electrónico y las baterías de la nave pronto se congelarán sin remedio”, detalla Stähler.
InSight llevaba a bordo el primer sismómetro instalado en otro planeta y con él hizo un descubrimiento histórico: que Marte no es un planeta muerto desde el punto de vista geológico. Sus entrañas se mueven, como atestiguan los 1.319 maremotos que ha captado desde que aterrizó en el planeta rojo en mayo de 2018.
En octubre de este mismo año, cuando la nave ya estaba tocada de muerte por la falta de energía, el equipo científico de la misión desveló que InSight había captado los terremotos ocasionados por el choque de dos meteoritos en 2021. La alerta sísmica lanzada por InSight permitió que una sonda orbital localizase el cráter de uno de los impactos, que tenía 150 metros de diámetro y había desenterrado al menos una tonelada de hielo de las entrañas del planeta.
El nombre de InSight compendia en inglés el título oficial de la misión: Exploración sísmica, geodésica y transporte de calor —desde el interior del planeta a su superficie—. El proyecto costó unos 800 millones de euros y ha permitido desvelar la estructura interna del planeta rojo. Los datos acumulados muestran que la capa más externa, la corteza, tiene unos 30 kilómetros de grosor. Las señales sísmicas de unos 500 martemotos permitieron también confirmar que Marte alberga un núcleo líquido con un diámetro de unos 1.800 kilómetros, la mitad que la Tierra.
Esta es la primera vez que la humanidad capta terremotos en otro planeta y crea un sistema de alerta sísmica. El único antecedente, mucho más rudimentario, lo realizaron los astronautas del programa Apolo en los años 70, cuando detonaron explosivos en la Luna para provocar ondas sísmicas y estudiar el interior del satélite, en este caso totalmente muerto.
La misión InSight tiene una importante contribución de Francia, Suiza, Reino Unido, Polonia y España, que ha desarrollado los sensores de temperatura y viento. Philippe Lognonné, del Instituto de Física de la Tierra, en París, es el investigador principal del sismómetro. “Hemos hecho descubrimientos rompedores, podemos estar muy orgullosos de todo lo que hemos aprendido durante esta misión”, ha resaltado en una nota de prensa de NASA.
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