Todos hemos escuchado hablar de las cookies informáticas. Algunos incluso saben que son muy importantes a la hora de facilitar la navegación del usuario, al permitir una carga más rápida de las páginas, y en la publicidad digital personalizada. ¿Pero sabemos cómo funcionan?
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Al solicitar a un servidor la lectura de una página web, el cuerpo de la petición es texto en un formato llamado HTML. El texto en HTML incluye el propio texto que se quiere mostrar y, además, lleva marcas de formato, que le dicen al navegador: “Este texto va en negrita, este otro en cursiva, aquí has de colocar una imagen”.
Pero, para que el navegador sepa que lo que se le está entregando es HTML y pueda dibujarlo como tal, con sus cursivas y negritas, el servidor le envía al navegador, en la sección de cabeceras, información acerca del tipo de contenido que se le está enviando: “Oye, ojo, que lo que te estoy enviando en el cuerpo es texto en HTML”.
A veces, junto a las negritas, las cursivas y muchas otras marcas de formato, al navegador se le dice que en cierto lugar va una imagen o, incluso, un pequeño programa que el navegador puede interpretar y ejecutar y con el que podemos resolver el crucigrama de Mambrino (in memoriam) que, desde hace poco, se publica en la web de este diario. La imagen puede ir incrustada en el propio texto HTML; pero, en otras, la imagen no se le envía directamente, sino que el servidor le envía al navegador una dirección de Internet a la que el navegador debe pedir la imagen que va en ese sitio. Esta dirección de Internet puede estar en el mismo servidor que en la petición original.
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En cualquier caso, el navegador envía una nueva petición al servidor que se le ha indicado para descargarse la imagen: el servidor se la enviará en el cuerpo de la respuesta y, en la sección de cabeceras, el servidor le indica al navegador que la información que viaja en el cuerpo es una imagen en JPG, PNG, un vídeo, un audio o un programa. De este modo, con esa información no visual que se incluye en las cabeceras, el navegador sabe cómo tratar la información que le está llegando, dibujándola o escribiéndola adecuadamente, o ejecutando alguna instrucción que me dice que he completado correctamente el crucigrama.