La ONU esta semana envían 20.000 toneladas métricas de fertilizante ruso con destino a África, en concreto a Malawi. Le seguirán otros envíos hacia otros países de ese continente. El Programa Mundial de Alimentos (WFP, según sus siglas en inglés) avanza así para tratar de paliar la escasez de estos productos que, unida a los problemas de suministro de grano derivados de la guerra de Rusia en Ucrania y de su ocupación de parte del territorio de uno de los países que funcionan como granero del mundo, esta espoleando la crisis alimentaria global.
Moscú, que desde antes de la invasión de Ucrania impone restricciones a la exportación de grano y algunos fertilizantes —que se han encarecido, además, por el aumento del precio del gas a medida que ha disminuido el suministro del hidrocarburo ruso—, ha acusado a la UE y a EE UU de provocar la crisis de alimentos con las sanciones a Rusia.
El pasado 22 de julio se firmó un acuerdo a cuatro bandas (Ucrania, Rusia, ONU y Turquía) para facilitar las exportaciones y liberar hasta 22 millones de toneladas métricas de cereal ucranio que estaban bloqueadas por la invasión rusa. Hasta el momento, gracias a ese pacto, se han colocado en el mercado mundial más de 12 millones de toneladas pese a lo que Kiev describe como trabas de Moscú para respetar el acuerdo.
El 50% de la población mundial depende de productos agrícolas que se producen con la ayuda de fertilizantes minerales, según la ONU. Alerta, además, de que los precios de esos productos han aumentado en un 250% desde 2019, lo que ha dado lugar a una “crisis de fertilizantes” que está dejando sin producción especialmente a los pequeños agricultores del mundo en desarrollo. Esa crisis, según Naciones Unidas, puede generar la pérdida el próximo año de 66 millones de toneladas de cultivos básicos como maíz, arroz y trigo; una cantidad suficiente para alimentar a 3.600 millones de personas, casi la mitad de la humanidad, durante un mes.
Las 20.000 toneladas de fertilizante NPK (nitrógeno, fósforo, potasio) viajan desde este martes a bordo del buque Greenwich, que partió desde Holanda y, tras unos 30 días, arribará al puerto de Beira (Mozambique). Desde allí será transportado por carretera hasta su destino final, Malawi. El cargamento forma parte de una donación de 260.000 toneladas realizada por la empresa rusa Uralchem y que se encontraban bloqueadas en puertos y almacenes europeos.
EL desbloqueo de toneladas de fertilizantes rusos y su envío a Africa gracias a la mediación de la ONU llega cuando la UE y la OTAN han elevado el tono de sus acusaciones a Rusia y su manejo del mercado alimentario como arma. Arma contra Ucrania pero también para alimentar la retórica contra Occidente en el sur global, donde está ganando la batalla del discurso con sus acusaciones a la UE y a EE UU de que han sido sus sanciones las que está causando la crisis alimentaria.
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