Diez años pueden dar para mucho, pero en el caso de Pablo Alborán dan para varias vidas. En 2011 era un chaval de 21 años que conseguía un contrato discográfico gracias a la popularidad de sus vídeos cantando con la guitarra en YouTube, hoy es el artista más vendedor de la década pasada en España. Acumula 39 discos de platino con seis álbumes, llegó a ser el único artista en copar simultáneamente los tres primeros puestos de las listas y es el 21º cantante más vendido en España a pesar de haber desarrollado su carrera cuando apenas se venden discos. Cuando las listas de ventas españolas no permitían que un disco estuviese más de dos años entre los 50 más vendidos, su álbum debut desapareció de la lista tras 101 semanas.
Hoy se ha levantado “como un niño chico”, porque le han confirmado que su próximo tour ha agotado las entradas en el Wizink Center de Madrid. Aunque llegó a llenar varias noches consecutivas el Sant Jordi y Las Ventas, no se acostumbra. Horas después de recibir esta noticia ha acudido a un acto en el que UNICEF España lo ha nombrado su embajador.
“Todavía siguen siendo demasiados los niños, niñas y adolescentes de todo el mundo que viven en un entorno de violencia, guerra o desplazamiento forzado, que no tienen acceso a los servicios más básicos o que no cuentan con las oportunidades necesarias. Y a muchos de ellos la pandemia se lo está poniendo aún más complicado. Sin infancia no hay progreso”, ha declarado Alborán en el acto. Tras ocho años colaborando con UNICEF, la organización lo ha designado como embajador como reconocimiento a su trayectoria en favor de los más vulnerables.
Este rol encaja con su impecable imagen pública. Es tan emblemática y está tan asentada que hay gente que desconfía, empeñándose en encontrarle un lado oscuro a Pablo Alborán. ¿Cómo ha conseguido establecer esta imagen de yerno favorito de España?
![Un joven Pablo Alborán, que en 2011 estaba comenzando su carrera, acude en Madrid a la inauguración del 40 Café.](https://imagenes.elpais.com/resizer/L5RDCPGaYd8HKgJf1nB9FcFCrnA=/414x0/cloudfront-eu-central-1.images.arcpublishing.com/prisa/J5D6J2H2NNFKHGR7WGNQUEQUHA.jpg)
El cantante asegura que los comentarios negativos en las redes sociales no le afectan, un estado mental que cualquiera aspira a alcanzar. ¿Cuál es el secreto? “Es que yo tengo muy claro cómo es mi vida y cómo la quiero vivir desde hace muchísimos años. A mí los comentarios en redes sociales no me afectan en absoluto. A lo mejor al principio, hace diez años, cuando me abrí Twitter o miraba los comentarios de YouTube para ver si mis canciones gustaban. Pero ya no, tengo una vida, es imposible”, señala.
¿Se considera Pablo Alborán una figura folclórica? Hostia, vaya pregunta. ¿En qué sentido?”.
Pues un artista muy de la tierra, de la familia, que represente de algún modo al país. En ese caso no lo soy. Mi madre es francesa nacida en Marruecos, mi familia me ha llevado por todo mi país en coche y luego fuera de mi país. Me considero muy ciudadano del mundo, para nada pienso que mi tierra es mejor que otra. Otra cosa es que musical y culturalmente sí tire para mi tierra, Andalucía, y sí crea que mi país es riquísimo en música, en gastronomía y en mogollón de cosas. Sí que las pongo en valor cuando me voy fuera y me encanta hablar de mi tierra. Pero hasta ahí.
Ha habido un momento en el que parecía que iba a decir “Viva España”, lo cual daría para un titular curioso. ¡Qué malo eres! Yo nunca he dicho ‘Viva España’. Pero no por nada, es que todo está atado a un pensamiento y llega un momento en que dices: ‘¡Ostras, que cada uno diga lo que quiera!’. Yo digo muchísimo ‘Viva Málaga’, pero siempre está ligado a la música y al flamenco. Viva España, pero viva Francia, viva Marruecos, viva África, viva Latinoamérica.
¿Qué opinión le merece la implantación del pin parental para que los padres tengan que autorizar si sus hijos reciben educación respecto al colectivo LGTBI+? Depende de cómo se mire. Estoy de acuerdo en que vayan a dar charlas, pero también quiero saber qué charlas les van a dar. Y no por la cuestión en sí sino por cómo se traslada el mensaje. Creo que el mensaje tiene que estar cargado de amor, de entendimiento, de cultura y de educación sexual y emocional muy delicada. Que yo, particularmente, me encargaría de dársela.
¿Se está ofreciendo Pablo Alborán desde aquí a dar las charlas? Qué va qué va, yo a lo mío. Tío, a mis sobrinas no ha hecho falta explicarles nada. Parece que vienen con la lección aprendida de todo, con una inteligencia emocional, una sensibilidad frente a la diversidad, a los derechos…