La relación de los gobiernos con los medios de comunicación siempre ha sido una cuestión delicada. En Colombia, esta tensión se ha recrudecido durante la presidencia de Iván Duque, quien ha llevado a cabo una política de confrontación constante con los medios.
El famoso “balconazo”, en el que Duque irrumpió de manera beligerante en su residencia para atacar a los manifestantes que se congregaban en las afueras, fue un ejemplo de esa tendencia al enfrentamiento. Desde entonces, la relación con los medios se ha vuelto cada vez más tensa.
Entre las preocupantes consecuencias de esta dinámica, se encuentra la creciente violencia contra los periodistas. Según el Comité para la Protección de Periodistas, Colombia es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo en América Latina, con varios homicidios de periodistas en lo que va de año.
También preocupa la cada vez mayor polarización en la opinión pública, en parte alimentada por las declaraciones del gobierno y los ataques a periodistas y medios críticos. Colombia ha sido el escenario de grandes protestas en los últimos años, en las que se ha puesto de manifiesto la profunda división en la sociedad colombiana, que se refleja también en los medios.
En definitiva, la pelea permanente del gobierno de Duque con los medios es un síntoma de la creciente erosión de la libertad de prensa y la democracia en Colombia. Como ciudadanos, debemos defender la importancia de una prensa libre y crítica para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas de nuestros gobernantes.
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