Este lunes, el expresidente ucranio Petro Poroshenko ha regresado a Kiev para afrontar los cargos judiciales de traición contra él, que pueden derivar en su arresto. El regreso y el caso contra el magnate de los dulces, exmandatario y principal opositor al presidente, Volodímir Zelenski, supone un nuevo ingrediente de tensión –esta vez interna— en Ucrania, que se enfrenta a la creciente amenaza de otra invasión de Rusia, que ha concentrado a decenas de miles de tropas junto a sus fronteras. Poroshenko está acusado de utilizar las finanzas estatales para comprar carbón de minas controladas por los separatistas del Donbás en 2014 y 2015, lo que habría contribuido a su financiación.
Los fiscales piden prisión preventiva para Porosheko, uno de los hombres más ricos del país –con una fortuna de unos 860 millones de dólares (unos 753 millones de euros), según Bloomberg—, o una fianza de unos mil millones de grivnas (unos 35,7 millones de dólares).
Sostienen que además de que compró minerales a los separatistas, apoyados política y económicamente por Rusia y que luchan contra el ejército ucranio en una guerra que va a cumplir ya ocho años, esas acciones impidieron la diversificación de las fuentes de energía del país y provocó una mayor dependencia de los combustibles rusos, dice la Fiscalía. Los cargos que enfrenta pueden suponer hasta 15 años de prisión.
Más información
El expresidente Poroshenko, que gobernó de 2014 a 2019, asegura que el proceso judicial está “motivado políticamente”, niega las acusaciones y ha acusado a Zelenski de cruzar una “línea roja” con sus acusaciones. Con pancartas con lemas como “basta de represión” o “necesitamos democracia”, miles de simpatizantes le recibieron en el aeropuerto de Kiev este lunes, a donde llegó desde Varsovia, donde había pasado unas semanas de reuniones, dijo. Las autoridades han apuntado que salió del país para evitar el proceso. Poroshenko asegura que el Gobierno de Zelenski trata de desacreditarle para “distraer” de los problemas del país.
El político se ha enfrentado a una serie de acusaciones desde su derrota a manos de Zelenski, un cómico sin experiencia política que arrasó en las elecciones de 2019 con un discurso anticorrupción y con la promesa de poner fin a la guerra del Este.
El caso contra Poroshenko, sin embargo, preocupa a algunos de los aliados occidentales de Ucrania, que temen que sea un ajuste de cuentas político y que alertan de que puede ser otro elemento desestabilizador en un momento muy delicado, cuando la inteligencia de Estados Unidos ha elevado la voz de alarma sobre otra posible invasión rusa.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook y Twitter, o visitar nuestra pagina oficial.
La nota precedente contiene información del siguiente origen y de nuestra área de redacción.