En Cuba, la pandemia de la covid-19 fue solo el más reciente de los componentes de una prolongada disfunción económica de doble raíz: las fallidas políticas del Gobierno y su enfrentamiento abierto Estados Unidos. Empezó con una reestructuración de la agricultura y se fue intensificando con la caída en demanda de médicos cubanos en países aliados, el recorte de la ayuda venezolana y nuevas restricciones financieras y migratorias desde Washington. El resultado es la peor crisis que la isla ha visto en casi 30 años.
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“La situación económica en Cuba es tan crítica que es el factor fundamental que genera la protesta”, dice Carmelo Mesa-Lago, experto en la economía cubana, catedrático de la Universidad de Pittsburgh y autor de varios libros sobre la materia. “Cuba mantiene, junto con Corea del Norte, el sistema de planificación central más fuerte que queda en el mundo socialista. Este es ineficiente y ha fracasado en todo el mundo”.
El producto interno bruto (PIB) de Cuba cayó 11% en 2020, de acuerdo con cifras oficiales. La caída es la segunda peor registrada en la historia, después del desplome de 14% visto en 1993. Durante el primer trimestre de este año, el PIB vio una segunda caída del 2%. Mientras tanto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estima que en 2021, Cuba rebotará solo un 2,2%. Esto quiere decir que el 11% perdido en 2020 puede que no se recupere en los próximos años.