El altavoz de los manifestantes se escuchaba en paralelo al discurso oficial. El presidente Andrés Manuel López Obrador ofrecía disculpas a los pueblos mayas a quienes los terratenientes del porfiriato les arrebataron sus tierras. Al mismo tiempo, ejidatarios de Tihosuco, Quintana Roo, exigían un pago justo por sus tierras, compradas hace varios años por el gobierno federal para una vialidad.
Eran los mismos que entretuvieron al mandatario en el camino a la comunidad ubicada en el municipio de Carrillo Puerto con un bloqueo carretero. El propio López Obrador les aseguró que el titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), Román Guillermo Meyer Falcón, los atendería el próximo sábado.
Pero las voces o altavoces que acompañaron a López Obrador no cesaron cuando fue sahumado ni cuando la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, expresó de modo oficial la petición de perdón a los pueblos mayas.
“El día de hoy soy portavoz de un reconocimiento del Estado mexicano de los agravios cometidos al pueblo maya, históricamente desde la conquista, pero particularmente por los vividos durante la guerra de castas.
“Por todo ello, perdonémonos, por ello, al pueblo maya de México le pedimos perdón, en nombre del Estado mexicano, por los agravios cometidos en su contra, a lo largo de su historia y por la discriminación de la que aún son víctimas en el presente”, expresaba la funcionaria.
Mientras, un montón de jóvenes de la comunidad exigía a voz alzada ver a la presidente y la construcción de una unidas académica de Tecnológico en la comunidad, pues se sentían discriminados pues el acto de perdón se desarrolló en privado y no en la plaza pública.
“Se va a encerrar con los gobernadores, entonces a quién le va a pedir perdón, a los mayas o a los gobernadores”, acusaba un joven estudiante que arengaba a los asistentes a pedir que el mandatario los atendiera.
Alejandro Giammattei, presidente de Guatemala, agradecía la invitación al acto reivindicatorio de la cultura ancestral. “Nos seguimos enfrentando a la pérdida de vidas humana, pero ahora a manos del crimen organizado, desnutrición y la incansable búsqueda se sueños y oportunidades que tantas personas persiguen a toda costa, lejos de su casa, producto de la marginación, la exclusión social y la falta de desarrollo”.
Giammattei, quien recientemente se comunicó con la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, aseguraba que para México y Guatemala es importante involucrar a más actores y compartan la construcción del mejora de la región.
Mientras, López Obrador daba su discurso aseguraba que ahora hay libertades que son públicas, notorias, se expresan sin censura y hay sobre todo una voluntad de hacer justicia como en los tiempos de la Revolución Mexicana. Todavía se escuchaba al fondo a los estudiantes.
Por la mañana, un grupo de feministas además había tratado de llamar la atención del presidente de México, para demandarle el cumplimiento de los protocolos de seguridad para las mujeres y atender las alertas de género en la entidad.
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