Repsol pasa al contraataque. La compañía española considera que el accidente que provocó el derrame de más de 10.000 barriles de petróleo frente a la costa de Perú fue causado por un brusco desplazamiento del petrolero Mare Doricum que destrozó las mangueras y el sistema de descarga, según ha comunicado a las autoridades peruanas. La compañía ha iniciado acciones legales contra el armador del buque y su aseguradora, según fuentes cercanas al caso.
La filial peruana de Repsol Refinería La Pampilla (Relapasaa) es la que ha puesto en marcha el procedimiento. Lo primero que ha exigido es la aportación de garantías en Perú que cubran tanto los daños medioambientales como los directamente sufridos por terceros como pescadores, comerciantes y trabajadores de la zona, así como todos los gastos en que ha incurrido Relapasaa en las tareas de reparación y limpieza. Repsol aún no ha cuantificado el importe de la reclamación, pero será una cifra multimillonaria, teniendo en cuenta la gravedad de lo ocurrido.
Independientemente de si el movimiento del buque fue originalmente causado por un oleaje anómalo provocado por la erupción submarina en Tonga, Repsol sostiene que la causa inmediata fue que ese movimiento descontrolado en plena descarga de crudo destrozó las instalaciones submarinas y arrancó las mangueras y el sistema de descarga, el llamado plem (siglas de pipeline end manifold o colector de final de tubería), que estaban “en perfecto estado” según el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin).
Mala praxis
Además, el grupo español se considera víctima de una mala praxis del capitán, que no avisó de la pérdida de posición del buque, privando a la compañía de información esencial e impidiendo una reacción más rápida y efectiva.
La tesis del desplazamiento brusco del buque como origen del desastre ecológico está avalada, entre otros, por un informe realizado por las consultoras Inerco y Orbital Eos, que muestra los movimientos del Mare Doricum a partir de los datos de posición emitidos por el propio petrolero. Además, ha sido defendida explícitamente por el director ejecutivo de Repsol en Perú, Jaime Fernández-Cuesta, la tarde del pasado viernes en Perú (hacia la medianoche del viernes al sábado en España).
Cambio de estrategia
Tras los estudios realizados y las primeras conclusiones acerca de lo que provocó el accidente, Repsol prefiere centrarse en la causa inmediata: que el buque destrozó sus instalaciones. Así, será si acaso el armador del buque el que deba justificarse por el oleaje. La naviera para la que trabajaba el petrolero es la singapureña Teekay Tankers Chartering Pte. Ltd, y el propietario del buque es la italiana Fratelli D’Amico Armatori S.p.A.
Tareas de limpieza
El primer ejecutivo de la petrolera española en Perú también se defendió de las críticas por los retrasos y la falta de transparencia vertidas por la decena de diputados que participaron en la sesión de la comisión de investigación celebrada el pasado viernes: “Somos el único responsable que se está haciendo cargo de la remediación y responsabilizándose de limpiar el litoral y las playas peruanas, y de devolver la fauna marina a su estado natural, haciendo todo lo posible por atender a las poblaciones afectadas”, dijo.
Repsol puso en valor que, entre las empresas contratadas para la gestión del derrame y para “devolver el litoral peruano a su estado natural”, están “los dos mayores referentes del mundo en gestión de derrames”: la finlandesa Lamor y la británica Oil Spill Response.
Según los datos de Repsol, en el proceso de limpieza participan o han participado 2.400 personas, 144 unidades de maquinaria pesada, 89 embarcaciones y 38 skimmers, una suerte de aspiradoras con la que se extrae el crudo vertido en el mar. En gran medida, esta maquinaria ha sido importada de países como EE UU, España o Finlandia.
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