Centrar nuestros esfuerzos en criar a bebés sin decirles que el azul es para niños y el rosa para las niñas, es difícil de imponer ante esta sociedad. Desde hace décadas existe esta moda que nos han impuesto y es considerada sexista y es momento de erradicarlo, solo así formaríamos a niños inteligentes, más fuertes y seguros de hacer sus propias elecciones si tener que ser presionados por lo que dice la sociedad o alguna marca en especial.
No resulta sencillo escapar de los roles sociales femeninos o masculinos que se asignan desde el nacimiento, ya que las creencias condicionan las acciones y no siempre se es consciente de ello. “El lenguaje, las compras o los gustos son fruto de haber crecido en una sociedad sexista, no siempre con mala intención, pero sí con la inercia de la costumbre. La casilla de salida es tomar conciencia de la desigualdad para iniciar el camino de la transformación”, indica Mar Romera, maestra, psicopedagoga y presidenta de la Asociación Pedagógica Francesco Tonucci.
Para la experta, desde los colegios se puede hacer mucho porque, en demasiadas ocasiones, los intereses de los niños y niñas están centrados en aquellas cuestiones, gustos, preferencias o hábitos que viven en su entorno familiar y social: “La vida del alumnado es un reflejo de sus vivencias en casa. Se trata de que, en un entorno reglado, demos ejemplo de equidad y respeto, porque si les ayudamos a identificar las desigualdades les estaremos ayudando a evitarlas”.
La igualdad de género en la educación escolar es otra cuestión pendiente. Según un estudio llevado a cabo por Mario Castillo y Ronny Gamboa, investigadores de la universidad de Costa Rica, en el año 2013, los docentes tienden a prestar más atención y a dar más la palabra a los niños que a las niñas en el aula. Mercedes Bermejo, vocal del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, identifica las diferencias sociales según el sexo en cuestiones como que se tiende a tratar a las niñas de un modo más dulce y afectivo. “O se las consuela más y se les permite expresar más sus emociones; se les refuerza menos la autonomía; se les pide más responsabilidad en tareas del hogar o menos de actividad física, mientras que a los niños se les tiende a tratar con más distancia emocional; se promueve que toleren mejor el dolor; se refuerza su autonomía o se apoya más su actividad física”, especifica.
Educar a hermanos de diferente género en un marco de igualdad se puede conseguir con algunas pautas como las que indica la psicóloga Mercedes Bermejo.
- Reflexionar como adultos si se ofrece una educación igualitaria o si se están estableciendo diferencias por género.
- Dialogar con los niños sobre temas que puedan surgir en el día a día sobre cuestiones de igualdad de género, por ejemplo a través de mensajes en los cuentos, situaciones sobre la convivencia o que se puedan ver en películas.
- Ofrecer el mismo cariño a ambos y dar libertad para que puedan reaccionar como deseen y sin condicionamientos a la hora de expresar sus emociones, independientemente de su género.
- Supervisar los contenidos que los menores consumen a través de la tecnología. Cuidamos mucho quién entra en casa, pero no tanto a quién lo hace a través de las pantallas y conviene que no accedan a estereotipos sexistas.
- Aportar modelos de igualdad adecuados, porque el ejemplo en casa es fundamental para los niños. Es aconsejable establecer roles para la madre y el padre alejados de estereotipos de género y que aboguen por compartir en igualdad de condiciones las tareas y responsabilidades de la cotidianidad.
- Favorecer un ocio igualitario entre los hermanos para que, independientemente de su género, cada uno elija lo que más le gusta; sin censuras.
- Distribuir de manera equitativa las tareas en casa y no de manera condicionada por los roles de género. En este sentido, se puede rotar la actividad para que ambos hermanos hagan todo lo que el otro hace.
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