VALLE DE BRAVO. La sequía deja sin trabajo a los prestadores de servicios turísticos de Valle de Bravo. Sin poder recuperarse de los efectos de la pandemia que paralizó la llegada del turismo, los lancheros de la presa Miguel Alemán ahora se enfrentan la falta de agua, que ahora se utiliza para alimentar el sistema Cutzamala.
La presa de Valle de Bravo es el lugar de trabajo de más de 60 familias que ofrecen recorridos en lanchas y yates para quienes visitan este municipio del sur mexiquense, embalse que reporta un llenado de 50 por ciento de su capacidad.
El nivel actual del embalse Miguel Alemán Valdés es la mayor preocupación de los prestadores de servicios turísticos. Por esta causa, los cooperativistas lancheros del embarcadero municipal se manifestaron el pasado 18 de mayo en la explanada de la presidencia municipal de Valle de Bravo para que el Gobierno ya no disminuya los niveles de agua de la presa.
“Ciertamente estamos viviendo una crisis. Venimos de una pandemia y luego este tema del lago, entonces sí es alarmante. Hay empresas que de plano no se sostuvieron, mientras otras están a punto de la quiebra”, expresó Alicia Rodríguez, prestadora de servicios turísticos gastronómicos de Valle de Bravo.
Desde que se visibilizó el problema de la falta de agua en la presa de este municipio, en enero pasado, los cooperativistas lancheros descansan tres días a la semana, de martes a jueves, pues son días ‘muertos’ cuando el turismo es nulo.
“Ahorita nos está pegando todo, por un lado la piratería, por el otro no podemos cargar nuestra máxima capacidad de gente por las normas sanitarias”, señaló Francisco Camacho, lanchero vallesano.
De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), hasta el pasado 19 de mayo la presa de Valle de Bravo reportó 190.336 millones de metros cúbicos de agua almacenada, lo que representa 48.26 por ciento de su capacidad.
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