Para Andrés Manuel López Obrador todo es ideología y también la gestión de la economía está supeditada a su proyecto político, incluso en medio de la emergencia de la covid-19. Ese modelo, del que el presidente mexicano llegó a aventurar esta semana que está “reconocido mundialmente”, lleva años despertando dudas y preocupaciones en el sector empresarial, tanto nacional como extranjero. Sin embargo, los más afectados por el camino de la autodenominada Cuarta Transformación han optado, en su mayoría, por el silencio.
El excanciller mexicano Jorge Castañeda escribió en 2019 en la que aseguraba que el silencio de los empresarios que, en privado, discrepan del presidente y de su Administración “deja un vacío imposible de llenar en un país tan oligopólico y tan desigual”. En ese momento, Castañeda pedía que, así como hacen pública su disponibilidad para trabar con él, hicieran pública también su crítica. Hoy, dos años después, opina el antiguo jefe de la diplomacia mexicana durante el mandato de Vicente Fox, tienen más recelos en torno a los planes del Gobierno, pero siguen igual de callados que antes.
“En su fuero íntimo tienen muchas más dudas, muchos más temores, muchas más críticas y, en el fondo, hay mucha más animadversión por López Obrador que hace dos años”, dice Castañeda . “Lo que no ha cambiado es que no lo quieren hacer público, ni en lo individual ni en lo colectivo”, apunta el académico de la Universidad de Nueva York.
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