El magnate agrícola Sun Dawu, de 67 años, ha comenzado a cumplir su condena de 18 años de cárcel. El antiguo granjero, transformado en empresario de éxito y un crítico frecuente del Gobierno chino, fue condenado este miércoles por un tribunal en las afueras de Pekín como culpable de “buscar problemas e incitar a peleas”, un cargo que se utiliza con frecuencia contra los disidentes en China, de “bloqueo a servicio público” y de organizar a otros para atacar a entidades estatales. También se le ha impuesto una multa de 3,1 millones de yuanes, o unos 400.000 euros.
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Tras esta sentencia, Sun se suma a otros empresarios críticos con el Gobierno chino que han recibido también condenas de 18 años por arremeter públicamente contra el presidente Xi Jinping u otras autoridades o políticas oficiales. El año pasado, el antiguo empresario inmobiliario Ren Zhiqiang fue sentenciado tras criticar la gestión del máximo líder nacional durante la pandemia de coronavirus. Wu Xiaohui, antiguo líder de la aseguradora Anbang, también cumple los mismos años de condena por fraude. Otras grandes empresas tecnológicas se encuentran bajo el escrutinio de las autoridades.
Convencido defensor de los principios de la justicia social y del desarrollo rural, llegó a construir toda una ciudad en torno a su compañía, donde aplicó sus ideas igualitarias. Sus empleados disponían de asistencia sanitaria a precios rebajados o gratis, y recibían educación y acceso a instalaciones deportivas y de ocio de manera gratuita.
Sus ideales de justicia se extendían al apoyo a disidentes y abogados de derechos humanos, que mantuvo después de que el Gobierno chino detuviera a decenas de ellos en una campaña comenzada en julio de 2015. Según la organización proderechos humanos China Human Rights Defenders (CHRD), Sun se hizo cargo de los gastos legales para defender a esos profesionales durante sus juicios.
Pero en 2003 ya sufrió su primera detención, por “manchar la reputación de órganos del Estado” por artículos sobre justicia social publicados en la página web de su compañía. Liberado tras una campaña de activistas, abogados y periodistas, fue entonces cuando comenzó su amistad con Xu Zhiyong.
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No temía enfrentamientos con el Gobierno. En 2019 se mostró muy crítico sobre la gestión oficial de la epidemia de gripe porcina que diezmó las piaras de cerdos chinas ese año. “Con el carácter que tengo, no puedo hacer la pelota a otros con una sonrisa. No puedo. Esto ha marcado mi destino”, se lamentaba.
Según Ramona Li, investigadora de CHRD, Sun “ha hecho unas contribuciones extraordinarias para mejorar la vida de los residentes en la China rural. Su apoyo a los defensores de los derechos era una extensión de su preocupación por el bienestar de la gente en los márgenes de la economía china”. El trato al magnate, agrega la activista, “demuestra que las autoridades chinas tienen mucho más interés en el control político que en cumplir objetivos contra la pobreza”.