La activista reformista iraní Faezeh Hashemí Rafsanyaní, hija del fallecido expresidente Akbar Hashemí Rafsanyaní, fue arrestada por las fuerzas de seguridad por “incitar a los alborotadores en los disturbios” de las protestas que desde hace días se repiten en Irán por la muerte de Mahsa Amini, informó la agencia Tasnim, cercana a la Guardia Revolucionaria.
Hija de uno de los fundadores de la República Islámica de Irán, Hashemí ha chocado constantemente con las autoridades por abogar por la separación de religión y política en Irán, denunciar la ausencia de libertad y la represión del régimen.
En julio de este año fue acusada de propaganda contra la República Islámica por unos comentarios sobre la Guardia Revolucionaria, mientras que en 2017 fue condenada a seis meses de cárcel por criticar a ese cuerpo militar y al Poder Judicial.
Hashemí, de 59 años, pasó seis meses encarcelada entre septiembre de 2012 y marzo de 2013 por hacer propaganda contra el régimen de la República Islámica por su participación en las protestas de 2009 contra la reelección como presidente del conservador Mahmud Ahmadineyad.
Hashemí se une así a un creciente grupo de activistas y periodistas que han sido detenidos desde la muerte de Amini tras su arresto por la Policía de la moral por llevar mal el obligatorio velo el viernes 16, que ha provocado fuertes protestas en el país en las que se pide más libertad.
El Comité para la Protección de Periodistas indicó que 23 informadores han sido detenidos hasta ahora.
A ello, se suman activistas como Maryam Karimbeigi, Golrokh Iriyaei o Hossein Ronaghi, que publicaba informaciones y videos de las protestas en redes sociales, e incluso abogados de detenidos en las movilizaciones.
Las protestas se han repetido durante 12 noches, aunque en las últimas jornadas perdieron fuerza, en medio de la represión policial y las restricciones de internet.
La televisión estatal iraní afirmó hace tres días que 41 personas han fallecido, pero matizó que se trata de un recuento propio y no de las cifras oficiales. Por su parte, la ONG Iran Human Rights, con sede en Oslo, Noruega, al menos 76 personas han muerto.
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