El descubrimiento en Canadá de centenares de cuerpos y tumbas sin marcar en dos antiguos internados para niños indígenas han revivido las exigencias para que el Papa se disculpe ante los grupos autóctonos por el papel de la Iglesia católica en gran parte de estos centros. Sin embargo, los reclamos en esta ocasión alcanzan niveles nunca vistos. No solo por las disculpas largamente esperadas; también por archivos y reparaciones económicas.
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El 27 de mayo se anunció el hallazgo de los restos de 215 niños en el antiguo internado de Kamloops (provincia de Columbia Británica), sitio que fue gestionado por una congregación católica. Este jueves, Cadmus Delorme, jefe de la reserva Cowessess, informó el descubrimiento de 751 tumbas sin marcar en terrenos del otrora internado Marieval (provincia de Saskatchewan). “No es una fosa común; son tumbas sin nombre”, manifestó Delorme. Aseguró también que la Iglesia católica retiró las lápidas en los años sesenta.
Kamloops y Marieval integraron la red de 139 internados para menores indígenas que operó entre 1883 y 1996. Unos 150.000 niños fueron obligados a vivir en estos centros financiados por el Gobierno federal y administrados por grupos religiosos (más del 70% por católicos). La negligencia, los castigos físicos, la violencia sexual y el racismo fueron comunes en ellos. En 2015, una comisión catalogó lo ocurrido en estas instituciones como un “genocidio cultural”. La comisión estableció en 2019 que al menos 4.134 menores fallecieron en estos centros. Otros expertos calculan que la cifra supera con holgura los 6.000.
En 2008, el entonces primer ministro, Stephen Harper, se disculpó en nombre de los canadienses con los grupos autóctonos por los daños de los internados. Las autoridades anglicanas, presbiterianas y de la Iglesia Unida de Canadá lo habían hecho años atrás. En mayo de 2017, el primer ministro Justin Trudeau pidió al papa Francisco que se disculpara. La Conferencia canadiense de obispos católicos difundió una carta 11 meses después donde señalaba: “Luego de considerar detalladamente la petición, y tras un extenso diálogo con los obispos de Canadá, [el Papa] siente que no puede responder personalmente”. Trudeau volvió a la carga el 4 de junio. “Como católico, estoy profundamente decepcionado por la decisión que ha tomado la Iglesia católica ahora y durante los últimos años”, expresó.
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Dos días después, Francisco leyó un mensaje sobre el hallazgo en Kamloops al finalizar el rezo del Ángelus en el Vaticano. Dijo sentirse “dolido” por el descubrimiento y “cerca del pueblo canadiense, que ha quedado traumatizado por la impactante noticia”. El Papa manifestó: “El triste descubrimiento hace que se tome conciencia de los dolores y sufrimientos del pasado. Ojalá que las autoridades políticas y religiosas de Canadá continúen colaborando con determinación para sacar a luz los detalles de esta triste historia y se comprometan humildemente en un camino de reconciliación y sanación”.
Carolyn Bennett, ministra de Relaciones con los Grupos Indígenas, consideró “insuficientes” las palabras de Francisco. Trudeau declaró: “Las comunidades autóctonas quieren y necesitan una disculpa”. Perry Bellegarde, jefe de la Asamblea de Primeras Naciones de Canadá, informó que varios de sus miembros están en conversaciones con los obispos para reunirse en Roma con el Papa en noviembre. La Conferencia canadiense de obispos católicos ha confirmado dichas conversaciones.
Jean-François Roussel, profesor en el Instituto de Estudios Religiosos de la Universidad de Montreal, comenta: “El argumento oficial sobre la ausencia de disculpas es que la Iglesia católica de Canadá no es una entidad jurídica. Algunas diócesis y congregaciones participaron en los internados, pero el Papa no puede disculparse por todos estos grupos”, explica. “Sin embargo, estos grupos reportan a Roma, no se conducen de forma independiente. Creo que el Papa no irá más lejos de lo que la conferencia de obispos le indique”, agrega.
Massimo Faggioli, profesor de teología en la Universidad Villanova (ubicada en Pensilvania), declaró a CBC que las autoridades católicas están seguramente escuchando a sus abogados para evitar un cúmulo de demandas por insinuar algún tipo de responsabilidad con las disculpas. Roussel afirma: “Es una opinión constante entre observadores, pero no reconocida públicamente por los obispos. Por eso se subraya que la Iglesia católica de Canadá no existe”.