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Desde lo profundo del Amazonas brasileño, Pixi Isma y Kunnin viajaron durante 12 días, junto a otros 35 indígenas matis, desde sus aldeas a las orillas del río Branco, un afluente del Amazonas, hasta Atalaya do Norte, el pueblo más cercano, con el único objetivo de vacunarse. Su propósito: que la pandemia no mate a su pueblo como hicieron otras enfermedades prevenibles, pero desconocidas para ellos, en el pasado. Brasil ha superado ya los 15 millones de contagios y 417.000 muertes (hasta el viernes 7 de mayo).
El periplo de estos indígenas no ha sido fácil, tras casi dos semanas en barca, se quedaron atrapados en Atalaya, donde tuvieron que trabajar vendiendo artesanías hasta reunir el dinero suficiente para adquirir el combustible suficiente para regresar por el río hasta sus aldeas. Así lo cuentan ellos.
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