La cada vez más avanzada campaña de vacunación promete menos restricciones y más recuperación —con el permiso de la variante delta del coronavirus—. Pero tras aupar a las Bolsas a máximos históricos en un puñado de países, entre ellos Estados Unidos y Alemania, nuevas preocupaciones se abren paso. Los inversores han recogido beneficios tras el anuncio de la Reserva Federal (Fed) la semana pasada de que las primeras subidas de tipos llegarán en 2023 en lugar de en 2024, como se esperaba. El S&P500, el índice que agrupo a grandes empresas cotizadas, perdió un 1,9% la semana pasada, la peor desde febrero.
El viernes, el presidente de la Reserva Federal de Saint Louis, James Bullard, echó leña al fuego con unas declaraciones a la cadena CNBC en las que auguraba que un repunte de la inflación más fuerte de lo esperado podía desatar una subida de tipos incluso antes, en 2022. Eso bastó para que la plácida ruta que están siguiendo las Bolsas este año se viera interrumpida por unas horas.
Las réplicas se notaron incluso en Japón, donde el índice Nikkei cayó este lunes más de un 3%, justo la cantidad que recuperó el martes. Aunque es pronto para adivinar si la volatilidad está de vuelta, el índice VIX, que mide las fluctuaciones del S&P 500, repuntó con fuerza la semana pasada. Aunque este lunes reculó junto al rebote de las Bolsas americana y europea, todavía no ha vuelto a los niveles previos a la reunión de la Fed.
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Siete de los 18 miembros del Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC)] de la Fed apuestan ya por subir tipos en 2022, y si la inflación continúa dando señales preocupantes, ese número podría crecer. Al ganar decibelios el discurso de los halcones —los que mantienen las posiciones más duras, más ortodoxas—, los supuestos en que se basan los inversores también cambian. La rentabilidad de los bonos estadounidenses de corto plazo ha subido, mientras que el bono a 30 años ha caído. Son las fichas de dominó de lo que por ahora son solo frágiles expectativas.
Ignacio de la Torre, economista jefe del banco de inversión Arcano, cree que la interpretación es clara: “En la renta fija, el mercado está diciendo que se van a subir tipos antes de lo esperado”, apunta. En las Bolsas, De la Torre cree que estos movimientos pueden provocar rotaciones de activos, de las denominadas acciones value a las de crecimiento, lo que beneficia a las tecnológicas: el Nasdaq aguantó la semana pasada mucho mejor, y se mantuvo prácticamente plano.
También se vislumbran consecuencias en ámbitos como el mercado de divisas si se asienta el relato de que la Fed actuará antes de tiempo. El dólar ha reaccionado con subidas, una tendencia que, de mantenerse, abarataría las materias primas y perjudicaría a los países emergentes, que al financiarse en dólares verían encarecerse su deuda.