En medio del frenesí de la última vuelta, Mohamed Katir es pura tranquilidad. Más parece que su paso acelerado lo guían ritmos interiores de danza sufí que un corazón desbocado en busca de una marca para romper todas las marcas.
En ningún momento rompe la armonía de su pose pese a que calza unas zapatillas.
Así, el jueves 10, en una cálida noche de junio en Florencia, Katir, un niño de Mula, de 23 años, de madre egipcia y padre marroquí, termina cuarto la carrera y bate el récord de España de los 5.000m con una marca tan buena (12m 50,79s), que constituye la 27ª mejor marca mundial de la historia.
En Europa solo dos atletas han corrido más rápido la distancia: el prodigio noruego Jakob Ingebrigtsen, de 20 años, quien termina primero en Florencia y bate no solo su récord nacional sino también el de Europa con 12m 48,45s, y el belga Mohamed Murhit, quien el año 2000 corrió los 5.000m en 12m 49,71s.
Con las zapatillas atómicas que inventó Nike y que todas las marcas replican con mayor o menor originalidad, los atletas corren más, se lesionan menos y se entrenan mejor.
El récord anterior a Ayana había durado 23 años; el de Hassan ha durado apenas 72 horas, los tres días que tardó en superarlo la etíope Letesenbet Gidey en la misma pista holandesa de Hengelo con los mismos sistemas de liebre electrónica por luces led con que había batido en Valencia el pasado año el récord de los 5.000m.