La historia de la humanidad siempre ha ido ligada a grandes cambios derivados de la movilidad. Los nómadas eran individuos que se movilizaban frecuentemente de lugar a otro por diversas razones como la búsqueda de alimentos, refugio, pastos y de climas más confortables, para sobrevivir.
Las comunidades nómadas fueron un tipo de organización social típico de las épocas primitivas, y que posteriormente dieron lugar a las organizaciones sociales que se conocen en la actualidad.
Resulta muy interesante que tres ensayos de autores muy diferentes —un científico experto en neolítico, una periodista medioambiental y un reportero de viajes— lleguen a una conclusión similar: son las migraciones las que han convertido a la humanidad en lo que es —hablar de países puros como hace la ultraderecha, no solo es racista, sino absurdo y contrario a los datos que nos proporciona la historia: toda sociedad es diversa y mezclada—. También comparten la certeza de que volveremos a ponernos en marcha, no solo desde el sur pobre hasta el norte rico, sino desde todas partes.
El siglo nómada
La tesis de Gaia Vince, que ha logrado un gran impacto con El siglo nómada, calificado por la ensayista Andrea Wulf como “una lectura esencial”, es que se trata de algo que nos va a afectar a todos. “La migración que viene será grande y diversa”, escribe Vince. “Incluirá a los más pobres que huyen de las olas de calor y de las cosechas arruinadas. Pero también incluirá a los que tienen formación, a las clases medias, a gente que ya no puede vivir donde habitaba porque es imposible conseguir una hipoteca o un seguro de hogar, porque su barrio se ha vuelto inhabitable porque los que tienen medios ya se han ido a otros lugares”. De hecho, la autora confiesa que ella misma ha googleado los precios de la tierra en Nueva Zelanda y Canadá “en busca de un lugar seguro para la próximas décadas”.
Sattin, en Nómadas. Los vagabundos que crearon nuestro mundo, y Demoule, en Homo migrans. De la salida de África al Gran Confinamiento, sostienen que la humanidad se forjó con su eterno movimiento, que el pasado y el presente no se pueden entender sin pensar que todos los humanos somos fundamentalmente nómadas. “Ningún grupo, ninguna sociedad, constituye una entidad intemporal que se perpetúa a través de los siglos, por todos los territorios han pasado las corrientes de población más diversas”, escribe Demoule, profesor en la Sorbona. Sattin tiene un objetivo concreto con su libro: estudiar las sociedades nómadas a lo largo de la historia para ver lo que podemos aprender de ellas “en un mundo que está fallando”.
Los nómadas dejan una huella climática mínima y, sobre todo, son sus movimientos los que explican la humanidad, no las barreras levantadas para impedirlos. Escribe Vince: “Las migraciones nos salvarán, porque son las migraciones las que nos han convertido en lo que somos”. Quizás sea cierto y la esperanza de la humanidad esté en aprender a volver a vivir en el camino.
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