Miles de jóvenes católicos de todo el mundo se congregaron en Roma para una vigilia de oración memorable con el papa León XIV, marcando un hito en el Jubileo, conocido como el “Año Santo” de la Iglesia Católica. Peregrinos de entre 18 y 35 años, provenientes de 146 países, llenaron un amplio espacio en el barrio de Tor Vergata. La llegada del papa en helicóptero, unos cuarenta minutos antes del evento programado a las 20:30, fue recibida con vítores ensordecedores.
A medida que León XIV descendía del helicóptero militar blanco, la emoción en el ambiente era palpable. “¡El papa está aquí!”, resonaba por los altavoces mientras la multitud se entregaba al júbilo. Pero este ambiente festivo dio paso a una solemnidad reverente cuando el papa subió al escenario con una gran cruz de madera, invitando a los jóvenes a reflexionar en la luz de la noche.
Entre los asistentes se hallaba Julia Mortier, una joven francesa de 18 años que, afónica por cantar y alentar durante horas, expresó su felicidad por la oportunidad de estar en presencia del papa. La cadena italiana Rai equiparó el evento con el “Woodstock” católico, con casi dos decenas de grupos musicales y de danza que entretuvieron a los jóvenes, creando un ambiente de comunidad y celebración.
Con una bandera española, Victoria Pérez, de 21 años, reflejaba la emoción de muchos al manifestar su deseo de ver al papa de cerca. La expectativa por el evento culminante, que reunía a un millón de peregrinos según las proyecciones del Vaticano, era evidente. Muchos planearon pasar la noche en la explanada, esperando la misa de clausura al día siguiente.
La atmósfera se tornó aún más festiva con la bienvenida de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, quien describió la reunión como “una fiesta extraordinaria”. La organización del evento demandó un despliegue logístico considerable, con alrededor de 10,000 personas colaborando para asegurar que la multitud disfrutara de la jornada de manera segura, ante las altas temperaturas veraniegas.
Trágicamente, se registró la muerte de una joven peregrina egipcia de 18 años, quien sufrió un ataque al corazón tras un evento en Roma. El papa, al enterarse, dedicó un tiempo para rezar con los viajeros que la conocían, reflejando el espíritu de comunidad que caracteriza a este tipo de encuentros.
Desde el Coliseo hasta las inmediaciones del Vaticano, los peregrinos inundaron Roma, sumergiéndose en un ambiente festivo. La conversión del Circo Máximo en un gran confesionario, donde un millar de sacerdotes escucharon las confesiones de decenas de miles, mostró un fuerte signo de fe y unidad entre los participantes.
Este encuentro internacional no solo fue un homenaje a los jóvenes católicos, sino también el primer gran evento bajo el liderazgo del papa Robert Francis Prevost, quien asumió su cargo en mayo tras el fallecimiento de su predecesor, el papa Francisco. La tradición del Jubileo, que se celebra cada 25 años, ofrece a los peregrinos la oportunidad de recibir “indulgencia plenaria”, lo que simboliza un perdón especial de los pecados.
Con la historia de la Jornada Mundial de la Juventud en mente, recordamos que en el Jubileo del año 2000, más de 2 millones de jóvenes se unieron en Roma para celebrar la fe, y este nuevo encuentro representa una continuación de esa rica tradición espiritual y de celebración comunitaria.
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