Por Lya Gutiérrez Quintanilla
#SorJuana Fíjense, queridos lectores, que a pesar de que el poema Primero Sueño, es la obra más personal de Sor Juana Inés de la Cruz (1648 Nepantla, Amecameca-1695 Nueva España, hoy CDMX), y el más importante de la llamada Décima Musa, es tal vez el menos conocido.
Les diré por qué; en primer lugar, por su gran carga filosófica y una apertura mental sin límites en el que ella “casi” voló hasta las estrellas. Verán, en pleno siglo XVII en la Nueva España, su poesía llegó a manos de grandes escritores españoles y novohispanos quienes supieron leer en él además de un largo poema erudito que describe la solitaria experiencia de su espíritu que viaja por el infinito exterior e interior que vivió un talento incomprendido como el de Sor Juana; describe también el alma que asciende hacia el conocimiento y que, finalmente, termina en una caída.
Es paradójicamente una visión que se resuelve en una no-visión. ¿Entendieron algo? Nada ¿verdad? Así yo cuando lo leí por primera vez. Pero aún sin entenderlo, me dejó maravillada. Tuve que estudiarlo durante todo un semestre del Doctorado que felizmente curso en El Colegio de Morelos en el que a través del Seminario Primero Sueño me adentré en la complejidad de su lectura. Y es que, de acuerdo al propio testimonio de la religiosa profesa en el Monasterio de San Gerónimo, fue la única obra que escribió por gusto. En su respuesta a Sor Filotea de la Cruz, éste el pseudónimo del obispo de Puebla, cuando trabó amistad con Sor Juana, Manuel Fernández de Santa Cruz y Sahagún que bajo el falso nombre de Sor Filotea, se carteaban y en una de ellas, Sor Juana le dice: “No me acuerdo haber escrito por mi gusto sino un papelillo que llaman El Sueño”.
Este obispo, que trabó amistad con varias monjas pero en especial de manera epistolar con Sor Juana, sobre todo entre 1690 y 1691, nunca pretendió apartarla del cultivo de las letras profanas como en su momento se dijo, la admiraba demasiado para habérselo pedido.
Primero Sueño, impreso en Sevilla y publicado en 1692, se trata de un complejo poema compuesto por 975 versos en los que se observan tanto características barrocas como renacentistas. De hecho, Sor Juana es una de las principales exponentes de esta corriente literaria en los últimos tiempos del barroco la hizo destacar como la última gran poeta del Siglo de Oro ya que brilló por su triple carácter de criolla novohispana, religiosa y gran poeta y a ello se suma su calidad de letrada con saberes excepcionales para la época.
Pese a lo anterior, fue acosada por ser mujer, erudita, monja y escritora, por lo mismo, su estilo era considerado inapropiado para los estándares cristianos de la Nueva España del siglo XVII. A Georgina Sabat de Rivers, cubana-norteamericana (Santiago de Cuba 1923-Miami 2008) especializada en literatura hispanoamericana del siglo XVIII, le pasó lo que a mí: al buscar a Sor Juana en sus letras, su figura se agigantaba cada vez más y si es cierto que se sigue estudiando su obra en la actualidad, tiempo que ella no sólo no vivió sino que ni siquiera vislumbró, uno de los aspectos que se ha intensificado en los últimos años y al que se le dedica gran número de estudios, es el que Sabat de Rivers, se ocupó de analizar, desde la óptica femenina ya que en realidad Sor Juana fue la primera gran feminista de México, la obra de la monja y en esos estudios halló a una Sor Juana más aguda, más atrevida, tanto que de pronto se le reveló la religiosa como la dictaminadora absoluta en el centro de su mundo.
Por su parte, el filósofo, filólogo, teólogo, poeta, escritor y sacerdote jesuita del siglo XX, Alfonso Méndez Plancarte, considerado su mejor analista, divide Primero Sueño, en doce visiones concatenadas, fíjense nada más queridos lectores, la imaginación de Sor Juana. Van las doce visiones de Primero Sueño destacadas y enumeradas por Méndez Plancarte: “1) La invasión de la Noche. 2) El Sueño del Cosmos. 3) El Dormir Humano. 4) El Sueño de la Intuición Universal. 5) “Intermezzo” de las Pirámides. 6) La Derrota de la Intuición. 7) El Sueño de la Omnisciencia Metódica. 8) Las Escalas del Ser. 9) La Sobriedad intelectual. 10) La Sed desenfrenada de la Omnisciencia. 11) El Despertar Humano y 12) El Triunfo del Día”. ¿Qué les pareció? El Sueño de Sor Juana demuestra que lo labró con la mayor sinceridad estética y sólo por darse gusto. Y cuando ahora lo leemos desde la perspectiva crítica de Góngora, su gran amigo, lo sentimos realmente espléndido por su profundidad y por haber servido de depositario de la soledad intelectual que la monja vivió por las grandes limitaciones que le impusieron a sus ansias de saber cada vez más.
Y hasta el próximo sueño, perdón, lunes.
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