Por Juan Carlos Sánchez Magallán
El Día Mundial de Parkinson se conmemora el 11 de abril de cada año. Este día se estableció para crear conciencia sobre la enfermedad de Parkinson y para destacar la importancia de la investigación y el tratamiento de la enfermedad. Además, la fecha también se enfoca en la importancia de mejorar la calidad de vida de las personas con Parkinson y sus familias.
La enfermedad de Parkinson fue descrita por primera vez en 1817 por el médico británico James Parkinson. En su ensayo An Essay on the Shaking Palsy (Un Ensayo sobre la Parálisis Agitante), Parkinson describió los síntomas característicos de la enfermedad, incluyendo temblores, rigidez muscular e inestabilidad postural. En aquel momento, la enfermedad era conocida como “parálisis agitante” o “mal de Parkinson”.
Aunque Parkinson no pudo identificar la causa de la enfermedad, ni desarrollar tratamientos efectivos para ella, su descripción sentó las bases para la investigación futura en este campo. Desde entonces, se ha avanzado mucho en la comprensión de la enfermedad, sus síntomas, causas y tratamientos. Aunque todavía no existe una cura para la enfermedad, existen tratamientos disponibles que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.
La enfermedad de Parkinson es neurodegenerativa crónica que afecta principalmente a las personas mayores. En México, se estima que hay alrededor de 230 mil personas con la enfermedad. Aunque se desconoce la causa exacta, se sabe que factores como la edad, la genética y la exposición a ciertas toxinas pueden aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad.
A nivel mundial, la discapacidad y las defunciones por esta enfermedad están aumentando más rápido que las de cualquier otro trastorno neurológico, la enfermedad se ha duplicado en los últimos 25 años. Las estimaciones mundiales en 2019 mostraban una cifra superior a 8.5 millones de personas con la enfermedad aumentando en 81%, comparada con las cifras de 2000, causando 329 mil fallecimientos.
Los síntomas pueden variar de una persona a otra, pero algunas de las evidencias más comunes incluyen temblores, rigidez muscular, lentitud de movimientos, problemas de equilibrio y coordinación, y problemas para hablar y escribir. Los síntomas también pueden incluir depresión, ansiedad y trastornos del sueño.
La enfermedad de Parkinson no tiene cura, pero hay tratamientos médicos que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida. En México, la atención a la enfermedad es un desafío importante para la salud pública, se enfoca en la prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento de los síntomas de la enfermedad. Actualmente, ofrece una amplia gama de servicios para las personas con Parkinson, incluyendo medicamentos y terapias de rehabilitación. Sin embargo, el acceso a estos servicios puede ser limitado para algunas personas, especialmente para aquellas que viven en áreas rurales o son de bajos recursos.
Para mejorar la atención a la enfermedad de Parkinson, el gobierno mexicano ha establecido políticas y programas para su atención. El más importante es el Programa Nacional de Enfermedades Neurológicas, que incluye la enfermedad de Parkinson como una de las prioritarias.
Los hospitales más especializados para atender esta enfermedad son el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, el Hospital General de México, el Instituto Nacional de Rehabilitación y el Hospital Juárez de México, que se enfocan en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades neurológicas, contando con equipo de especialistas en neurología, neurocirugía, rehabilitación, psicología y trabajo social, que juntos trabajan para brindar atención integral a los pacientes y sus familias, por lo que, reconocemos su trabajo y dedicación. ¿O no, estimado lector?
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