Como millones de adultos en todo el mundo, muchos jefes de Estado y de Gobierno viven pegados a las pantallas, a los teléfonos móviles. Donald Trump, presidente de Estados Unidos hasta el pasado enero y usuario compulsivo de la red social Twitter, quizá fuese el ejemplo más extremo, pero no es el único.
Emmanuel Macron, que supuestamente figura en una lista de objetivo del espionaje telefónico de los servicios secretos marroquíes, no puede vivir sin sus aparatos móviles. Según Le Monde, tiene cuatro como mínimo.
Más información
El presidente francés es propietario de dos iPhones que usa para las conversaciones y los mensajes privados o profesionales, pero oficialmente no secretos. También posee un modelo llamado CryptoSmart: un Samsung con la seguridad reforzada que permite realizar llamadas y enviar mensajes de texto cifrados, aunque para ello el receptor debe disponer del mismo modelo.
Finalmente, según el citado diario, tiene un Teorem, “un teléfono ultraseguro” fabricado por la empresa francesa Thalès que, al ser “pesado, complejo y muy poco cómodo, solo se utiliza para las comunicaciones más sensibles de la República, protegidas por [los grados de clasificación] confidencial-defensa y secreto-defensa”.
Marruecos, aliado estratégico de Francia, niega haber contratado jamás el programa Pegasus a NSO y rechaza lo que califica de “acusaciones infundadas”. La empresa israelí, por su parte, sostiene que Macron “nunca ha sido un objetivo y nunca ha sido seleccionado como objetivo por clientes de NSO”.
Más información
En Francia, el debate sobre el desaire que puede suponer que un país amigo espíe al jefe de Estado ha dado paso en seguida a una discusión sobre la posible ligereza de Macron a la hora de proteger sus comunicaciones. Desde que el martes se publicó la noticia de intento de espionaje a Macron, el Gobierno francés y el palacio del Eliseo han evitado citar a Marruecos.
“El presidente de la República ha ordenado una serie de investigaciones en el sentido amplio”, anunció el miércoles, en una entrevista televisiva, el primer ministro, Jean Castex. Pero añadió: “Sería irresponsable, por nuestra parte, decir cosas mientras no sepamos de qué se trata exactamente y las medidas que esta situación podría requerir”.