Tras una breve interrupción en el trabajo que duró aproximadamente 12 minutos, surge la cuestión sobre cómo me fue en mi intento de tomar una siesta. Mi respuesta es clara: “Estresante”. No solo no logré dormirme, sino que ni siquiera estuve cerca; en su lugar, me encontré en un vaivén entre pensamientos repetitivos y algo similar a la meditación. ¿Acaso fallé en mi objetivo?
La Dra. Katharina Lederle, especialista en sueño y ritmo circadiano, aclara que el proceso de quedarse dormido no es tan simple como apagar una lámpara. “Lleva su tiempo”, explica. En relación a las siestas, los estudios indican que las más efectivas son las que tienen una duración de entre 10 y 30 minutos o bien aquellas que alcanzan los 90 minutos, lo que correspondería a un ciclo de sueño completo.
Según Joshua Piper, un experto en sueño, el tiempo ideal para una siesta debería duplicar el intervalo permitido por los marinos. Asegura que la mayoría de las personas tarda entre ocho y diez minutos en caer en los brazos de Morfeo. Por ende, sugiere programar una alarma para 20 minutos desde el momento en que se intenta conciliar el sueño. Este periodo abarca tanto la fase de relajación como el proceso de quedarse dormido, evitando que se profundice en las etapas del sueño, lo que podría causar una sensación de aturdimiento al despertar.
Mi experiencia con la siesta de corta duración reveló lo eficaz que puede ser restablecer mi sistema nervioso: un espacio tranquilo y unos minutos enfocados en una respiración suave. La Dra. Lederle afirma que “la respiración lenta activa el sistema nervioso parasimpático y reduce la actividad del sistema nervioso simpático, ayudando a sentirse más descansado”.
Como seguimiento, consulté al Dr. Chris Mosinic sobre la eficacia de elevar las piernas durante la siesta. Su respuesta fue clara: “Mantener las piernas elevadas mejora la circulación, facilitando un retorno más eficiente de la sangre al corazón y generando una sensación de mayor energía y menor fatiga post-sueño”. Esta mejora circulatoria puede, además, reducir la hinchazón en las piernas y pies, especialmente beneficiosa para aquellos que pasan largos periodos en pie o sentados. No se trata de un incremento instantáneo de energía, pero sí puede aliviar molestias y promover un estado de relajación.
¿Es recomendable? Si uno está tan exhausto que la idea de dormir ocho minutos suena como un anhelo, entonces debería hacerlo. Sin embargo, si se tiene la opción de extender el tiempo a 20 o 30 minutos, esto facilitará la conciliación del sueño y ofrecerá mayores beneficios.
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