Cuba albergó la reserva de monos cautivos más grande del mundo durante la primera mitad del siglo XX, gracias a la filántropa Rosalía Abreu (1862-1930), cuya colección de primates derivó en el estudio antropológico más importante realizado hasta entonces y le costó a ella el sambenito de “excéntrica”.
Abreu, una Jane Goodall cubana cuya historia es poco conocida fuera de la isla, llegó a tener bajo su cuidado a más de 200 primates de 40 especies y otros animales traídos de diferentes latitudes como loros, papagayos, pavos reales, un tigre y un oso pardo, explicó a Efe la experta Tania Barquín.
El amor por los animales de Rosalía, hermana de la independentista Marta Abreu, impulsó el estudio durante varios años del comportamiento de los monos.
A los que mostraban signos de inteligencia los trataba como humanos: vivían dentro de la casa, usaban ropas y formaban parte de la servidumbre, describe, a su vez, el escritor cubano Ramón Fernández-Larrea en su emisora en línea Memorias de La Habana.
La investigadora formó tres generaciones de simios y muchos de sus monos la entendían cuando hablaba o respondían a expresiones de cariño, según recoge Memorias de La Habana.
En el capítulo dedicado a Rosalía Abreu, consultado por Efe, este narra que la gente comenzó a llamar a las Delicias como “Finca de los monos” en tono de burla por la cantidad de primates que había.
Sin embargo, lo más notable fue lograr en 1915 el nacimiento del primer chimpancé en cautiverio en el mundo: Anomá.
Expertos de Cuba y el mundo venían a conocer de primera mano la “excentricidad” de la cubana, entre ellos el estadounidense Robert Yerkes, pionero en el estudio del comportamiento social de los primates.
Fue Yerkes, de la prestigiosa Universidad de Yale, quien en 1924 aseguró que Rosalía Abreu había realizado el “experimento antropológico más grande jamás realizado”.
Impresionado por esos avances, el profesor estadounidense publicó en 1925 el libro “Almost Human” dedicado a Rosalía Abreu, y creó el laboratorio de Biología de Primates de la Universidad de Yale, así como el Centro de Cría y Experimentación de Antropoides en Florida, EE.UU.