La Moncloa y el PSOE empiezan lentamente a salir del shock. Las elecciones madrileñas golpearon muy duro al presidente, que se implicó en su comunidad de origen, gran agujero negro del PSOE desde hace un cuarto de siglo. Nadie en su entorno imaginó que, tras el éxito de Cataluña, un error de cálculo con una fallida moción de censura en Murcia acabaría en una victoria aplastante del PP en Madrid que ha destrozado a Ciudadanos. Sánchez no quiere hacer una crisis de Gobierno en estos momentos, señalan varios ministros y dirigentes socialistas. Tal vez en octubre, en el contexto del próximo Congreso Federal del PSOE, para retomar impulso. Pero no ahora.
“Sería entrar en el marco que quiere establecer el PP de que hay un cambio de ciclo y estamos hundidos. Y no es así. Al PP se le van a hacer muy largos los 32 meses que quedan”, señala un ministro. 32 meses, la cifra que Sánchez ha repetido esta semana, son 960 días con sus portadas de periódico diferentes. Una eternidad en la eléctrica política española, que consume a toda velocidad líderes como Albert Rivera o Pablo Iglesias e incluso partidos.
La Moncloa se esfuerza por cambiar radicalmente la agenda política que surgió de la derrota madrileña, y para ello tiene diseñado un contraataque con tres ejes: vacunación —el récord de 600.000 en un día del viernes refuerza la idea de que el verano será tranquilo y cambiará por completo el ambiente social—; recuperación económica —esta semana han llegado buenas previsiones de la Comisión Europea—; y reformas progresistas para cumplir con el programa de Gobierno de la coalición entre el PSOE y Unidas Podemos.
Pasada una primera semana tras el fiasco de Madrid, en la que Sánchez estuvo casi escondido, con un perfil muy bajo, el presidente está multiplicando su presencia para reforzar su imagen y vincularla a noticias positivas. El viernes visitó un laboratorio, donde anunció la llegada de millones de vacunas nuevas. Esta semana tendrá como hito el jueves, cuando presentará en el museo Reina Sofía un ambicioso documento que La Moncloa lleva preparando un año con 100 expertos españoles en todo tipo de disciplinas, especialmente economistas, aunque también sociólogos, científicos, expertos en educación o en transición ecológica, varios de ellos con cátedras en universidades extranjeras, para diseñar el llamado plan España 2050.
Entre quienes han colaborado en el documento hay economistas como Javier Andrés, Antonio Cabrales, Aida Caldera o Sara de la Rica. Son 10 grupos con una decena de expertos cada uno, que han mantenido docenas de reuniones telemáticas para plantear los retos pendientes de una sociedad como la española, envejecida y especializada en trabajos que corren alto riesgo de quedar obsoletos con la digitalización.
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