En una reciente reunión, llevada a cabo en Tijuana, Baja California, se discutió la implementación progresiva de la semana laboral de 40 horas, una iniciativa respaldada por el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS), Rafael Olivos Hernández. Esta estrategia implica una reducción escalonada de la jornada laboral, comenzando con una disminución de cuatro horas en 2026 y concluyendo con las últimas cuatro horas para 2027, con el objetivo de alcanzar las 40 horas semanales propuestas por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Olivos Hernández subrayó la importancia de esta reducción, especialmente en el sector salud, donde las largas jornadas laborales son no solo fatigantes, sino que también representan un riesgo considerable para la salud mental y el bienestar de los trabajadores. Con el fin de garantizar que esta transición no afecte los salarios ni los derechos laborales, se hizo hincapié en la necesidad de incluir en la reforma legal una cláusula que asegure un salario íntegro a pesar de la reducción del horario.
En este contexto, Olivos también propuso medidas que vigilen el uso de nuevas tecnologías. Esto es fundamental para evitar sobrecargas de trabajo, la pérdida de empleos y asegurar el derecho a la desconexión digital. Además, se enfatizó la necesidad de proteger los derechos de aquellos que realizan horas extraordinarias.
Como una de las entidades sindicales más influyentes del sector, el SNTSS también abogó por apoyos económicos dirigidos a micro, pequeñas y medianas empresas, sugiriendo la implementación de estímulos fiscales temporales y programas para la digitalización y mejora de procesos operativos. Asimismo, se instó al Estado a reforzar sus instituciones, ampliando la capacidad de la Inspección Federal del Trabajo y asegurando capacitación continua para sus inspectores para una vigilancia más efectiva.
Desde el sector empresarial, Silvia Dávila, vicepresidenta del Consejo de Empresas Globales, presentó propuestas que buscan revisar el pago de horas extras, resaltando la necesidad de gradualidad y flexibilidad que se adapte a los distintos sectores económicos. Dávila sugirió compatibilizar el límite semanal de horas laborales y suprimir las estrictas restricciones diarias, siempre garantizando responsabilidad y supervisión adecuadas. También abogó por una revisión del esquema actual de cálculo y costo de las horas extraordinarias para contextualizar mejor estos conceptos en el presente entorno laboral.
Con esta discusión, se evidencia una preocupación compartida entre sindicatos y empresarios por encontrar un equilibrio que beneficie a los trabajadores sin comprometer la productividad del país. La propuesta representa un paso hacia una jornada laboral más humana y sostenible, aunque su implementación dependerá de la colaboración efectiva entre todos los actores involucrados.
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