La vida sexual de la pareja cambia tras tener hijos, es una realidad. Es habitual que el cansancio, la falta de tiempo, las alteraciones físicas y emocionales se impongan a la pasión, sobre todo los primeros meses y años y los encuentros sexuales pasen a un segundo, tercer plano o que incluso, desaparezcan.
Las relaciones sexuales pueden disminuir, pero tener hijos no tiene por qué suponer renunciar a la sexualidad ni al disfrute de la relación de pareja.
- No te compares. Lo primero que solemos hacer cuando nos sucede algo o queremos mejorar algo es compararnos y realmente, es lo último que deberíamos hacer. La sexualidad de cada pareja es un mundo y compararnos, lo único que puede hacer es frustrarnos. No hay que obsesionarse, en las relaciones se producen entapas muy distintas y no pasa nada, pero el embarazo y el posparto son momentos en que es recomendable prestar atención y cuidar la sexualidad porque hay más riesgo de perder la vida sexual.
- Reavivar la pasión. Es normal, el foco está en otras cosas y puede parecer que la pasión se haya esfumado, pero ya sabes, “donde hubo fuego, cenizas, quedan”. Desear reavivarla ya es un primer paso. Si se ha perdido, retomarla de manera progresiva y consensuada, buscar espacios de intimidad erótica, de juego y sensualidad. Eso sí, tener muestras de deseo y afecto y no reducirlas al encuentro sexual, facilitarán que se creen eso momentos de intimidad cuando las circunstancias lo permitan.
- Relativizar. Cuando eres padre o madre, tu hijo o hijos pasan a ser la prioridad número uno y es normal, pero no hay que olvidar que somos más que padres y madres. No se trata de desatender al hijo ni disminuir el grado de implicación, sino de relativizar y establecer prioridades, si la casa está más desordenada o hay cosas por fregar, no es tan importante como permitiros momentos de pareja.
- Tiempo de descanso. Ser padres es cansado, no lo vamos a negar, sobre todo al principio. Además de la casa, el trabajo, las nuevas “obligaciones” no solo te restan tiempo, también energía. Para estar bien física y mentalmente, necesitas descansar y para evitar que el agotamiento de boicotee las posibilidades de un encuentro sexual, también.
- Fuera culpabilidad. Unos padres felices son mejores padres, eso sin duda, así que fuera culpabilidad por preocuparte o más bien ocuparte, por esa área de tu vida. No pasa nada por desear invertir tiempo en ti y en tu pareja.
- Experimentar juntos. Las expectativas cuanto más lejos, mejor. Aunque no se realicen las prácticas sexuales que antes eran habituales; explorar otras opciones es una buena forma de mantener y/o recuperar la “normalidad sexual”. Se trata de relajarse, recuperar la parte de juego y disfrute. “Los juguetes y complementos eróticos son la mejor forma de introducir juego en las experiencias sexuales, descubrir nuevas sensaciones juntos y ayudar a recuperar las ganas y la pasión” explica Ana Escudero, asesora de sexualidad en el sex shop Diversual.
- Reconectar y seducir. El sexo no es solo genitalidad ni tiene que limitarse a los momentos de cama, tener conversaciones subidas de tono cuando no estéis juntos, rozarse sin querer mientras alguno está haciendo otra cosa, susurrarse al oído lo que planean hacerse cuando los niños duerman… Es una forma de decirse que la vida íntima es tan importante como todo lo demás. La seducción es fundamental para que todo fluya y nos den ganas de algo más.
- Adaptación. El objetivo no debería ser “volver a la vida sexual de antes” sino saber adaptarse a la nueva situación, tener paciencia con los cambios. Ahora es probable que os apetezcan otras cosas y eso está bien.
- Buscar cómplices. Ser padres es maravilloso pero lo cierto es que resulta difícil, muy difícil o prácticamente imposible contar con momentos de intimidad cuando el hijo está despierto y cuando duerme, las prioridades suelen ser el descanso o aprovechar a hacer lo que no has podido hacer cuando estás con él. Recurrir a abuelos, otros miembros de la familia, una nanny u otros padres amigos, no es nada de lo que nos debamos avergonzar o sentirnos culpables.
- Comunicación. Conocer y hablar de los cambios que se producen a todos los niveles, de lo que siente y piensa cada uno, pero hablad de otras cosas que no sean los hijos, mantener conversaciones sexuales, ayuda a fomentar el deseo y que la complicidad íntima no desaparezca y con ello, las relaciones sexuales.