El Museo Nacional de Etnografía de Bolivia (MUSEF) recupera la tradición oral de los pueblos indígenas originarios sobre la creación y el inicio de los alimentos como la papa, el maíz y la yuca, además de otros mitos, y los presenta a través de cortometrajes animados.
Los cortos forman parte de la exposición ‘UYWAY UYWAÑA: Crianza Mutua para la Vida’, una muestra que se inauguró el 22 de agosto y estará disponible hasta junio de 2023. El precio de la entrada es de cinco bolivianos para visitantes nacionales (menos de un dólar) y 20 para extranjeros (casi tres dólares).
La idea para los cortos animados está relacionada al proyecto MUSEF, más cerca de ti, una versión portátil del museo para acercar a estudiantes de Primaria y Secundaria de áreas rurales y periurbanas. El objetivo de estas producciones, disponibles en línea a través del canal oficial del museo en Youtube, es acceder a este tipo de población a través de un lenguaje “más sencillo, pero a la vez más llamativo”. “Los cortometrajes animados se convirtieron en el mejor formato para difundir las culturas a través de la construcción mítica que se va generando en distintos espacios en nuestro país”, explica a América Futura Elvira Espejo, directora del MUSEF.
“Crianza mutua y la alimentación”
La leyenda del maíz, La leyenda de la papa, La leyenda de la yuca y Leyenda Weenhayek del origen del fuego y los vegetales, son las producciones que forman parte de la colección realizada por el MUSEF, que el pasado año respondieron a la temática de la “crianza mutua y la alimentación”. La primera serie de animaciones que se hicieron en 2021 estuvieron vinculadas a los lenguajes y poéticas, mientras que las de este año estarán relacionadas a la música y sonoridades.
Según Espejo, en referencia al término de “crianza mutua”, las historias rescatan el principio de cuidados máximos y reciprocidad con la tierra; el de comunidad que piensa primero en el conjunto antes que en el bienestar propio. “Reflejan el ciclo de la vida, que se asemeja al de la labranza, donde la muerte da paso a una nueva forma de vida y abundancia. Y, por supuesto, en todas las historias vemos las relaciones de equilibrio y complementariedad entre los seres no-humanos, humanos y más que humanos”, agrega.
Cada historia, como La leyenda del maíz —basada en las investigaciones de Vicente Terán Erquicia—, recupera el trabajo de investigadores y etnógrafos desde comienzos del siglo XX, o incluso antes, que narran estos mitos en sus registros acorde a la memoria oral que se pudo encontrar en diferentes contextos. Si bien las narraciones de origen pueden ser diferentes según cada cultura, la intención del MUSEF fue focalizar la labor en grupos lingüísticos mayores para que se puedan sentir representados, por ejemplo, la yuca con los guaraníes, el maíz con los quechuas en el sur del continente y el mito de la papa con los aymaras.
Cada cortometraje representó, aproximadamente, como cuatro meses de trabajo, ya que implica, a la vez, un trabajo de curaduría de las fotografías de archivo, dibujos, cerámicas, imágenes de los catálogos del museo y otros insumos con los que trabajan los ilustradores y animadores. Adriana García, una de las ilustradoras del proyecto, explica que uno de los desafíos fue representar los lugares, así como saber abstraer las vestimentas, las herramientas y que aun así tengan mucha relación con las referencias fotográficas otorgadas por el equipo.
“Siento que los textiles que están en las montañas, la flora, la fauna, las voces y la música cuentan con una fuerte esencia. Por otro lado la animación es de tipo cutout (variante de técnica de animación con recortes) que va muy bien y permite dar naturalidad y flujo a los movimientos. Es la suma de todos estos elementos que le da esa frescura y originalidad al resultado”, afirma García.
Uno de los objetivos que se trazó el proyecto MUSEF animado para las creaciones de este año fue la preservación de la memorial oral, por todas las implicaciones de parentesco, políticas, económicas, de género, religiosas de las culturas ancestrales, explica Espejo, quien dice que “el mito tiene entre sus contextos reconstrucciones y elementos que han formado parte de cómo se organizaban las sociedades en el pasado”.
La directora incide tanto en la cosmovisión de los pueblos de tierras bajas como los de las tierras altas. La cultura y naturaleza son uno solo y esto permite el respeto al entorno sobre el cual uno vive generando un equilibrio. “Al romperse esta armonía en las sociedades modernas, depredamos nuestro entorno natural, lo agotamos. Lamentablemente, estamos yendo a un suicidio colectivo. Estas referencias al pasado pueden ayudarnos a reflexionar sobre las relaciones de reciprocidad y balance”.
Las tres nuevas animaciones
La leyenda de la yuca: Entre los guaraní nació una niña de piel extremadamente blanca llamada Maní. Era difícil que ella saliera a cosechar productos o jugar con sus amigos por la delicadeza de su piel.
Pidiendo a Tupa, dios tutelar del rayo, le permitiera ser más útil para su comunidad, recibió instrucciones precisas de la deidad ubicándose en el lugar donde cayó una tormenta e impactó un rayo.
Paulatinamente comenzó a formar parte de la tierra y se convirtió en una plata de cuyos pies, blancos en extremo salió la mandioca o la yuca, para alimentar.
La leyenda del maíz: El origen del maíz surge en el tinku entre los Charca y los Chayanta. Sara Chojllu del ayllu Charcas se casó con Huaru del ayllu de los Chayanta.
Los componentes de ambos pueblos tuvieron que enfrentarse para derramar sangre como señal de abundante cosecha.
Lamentablemente, una flecha perdida del padre de Sajra Chojllu perforó el pecho de su hija. Padre y esposo lloraron su terrible deceso, pero del muerto de la fallecida emergió una planta en forma de flecha denominada sara o maíz para alimentar a los collanas.
La leyenda de la papa: El relato sobre el origen de la papa surgió a partir de un conflicto.
Los sapallas tenían buena producción de diferentes alimentos, que provocaba la envidia de los karis, quienes atacaban los sembradíos sapallas y se llevaban toda la producción.
La deidad tutelar de los sapallas les envió unas semillas que germinaban y daban sus productos bajo la tierra.
Las partes visibles como tallos y flores fueron arrebatadas por los karis, que murieron envenenados, mientras que los sapallas recibieron un producto que creció por debajo del suelo.
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