La destitución de la Sala Constitucional de la Suprema Corte de Justicia de El Salvador y el cese del fiscal general del país centroamericano aprobados el sábado por la Asamblea Legislativa, de mayoría oficialista, han hecho saltar todas las alarmas ante el riesgo de concentración de poderes. Detrás de la decisión está el presidente, Nayib Bukele, que hace dos meses logró en las urnas pleno control del Parlamento. En su primera sesión, la Cámara pasó de las amenazas a los hechos y apartó a nueve magistrados y al fiscal Raúl Ernesto Melara. Estos pasos le costaron al mandatario un llamado de atención de la Administración de Joe Biden, que la instó a respetar la separación de poderes.
El secretario de Estado, Antony Blinken, ha llamado este domingo a Bukele para expresarle su inquietud ante lo sucedido. “He hablado hoy con el presidente salvadoreño para manifestar serias preocupaciones ante la decisión de remover a la más alta corte de El Salvador y al fiscal general Melara. La acción democrática de gobierno debe respetar la separación de poderes por el bien de todos los salvadoreños”, ha lamentado Blinken en un mensaje difundido por Twitter. También Juan González, enviado de Biden para el Hemisferio Occidental, transmitió el sábado por la noche su malestar con una lapidaria sentencia: “Así no se hace”.
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