La reciente evaluación de Fitch ha arrojado luces sobre el estado del sistema bancario en México y su relación con las preocupaciones por el lavado de dinero vinculado a ciertas instituciones. Según el análisis, los temores de contagio asociados a CIBanco e Intercam han mostrado signos de desvanecimiento, aunque persisten inquietudes sobre el blanqueo de capitales que continúan siendo motivo de atención en el sector financiero.
Un punto destacado en el informe es el crecimiento sostenido en los depósitos de los bancos más grandes, mientras que los efectos adversos de las restricciones emanadas de la Red de Control de Delitos Financieros (FinCEN) en los bancos más pequeños han sido calificadas como irrelevantes. No obstante, las cifras no son del todo alentadoras para las entidades señaladas, que registraron una caída del 18% en sus depósitos entre mayo y junio de 2025.
En el segundo trimestre de 2025, Fitch Ratings también subrayó que las buenas ganancias de la banca mexicana fueron impulsadas por un incremento continuo en los préstamos y una efectiva contención de los costos crediticios. A pesar de que los márgenes de interés han permanecido favorables para los grandes bancos, la flexibilidad en las políticas monetarias ha otorgado beneficios a los bancos medianos.
Sin embargo, la incertidumbre en el entorno macroeconómico ha comenzado a afectar la calidad de los activos, con una ligera deterioración en comparación con periodos anteriores, lo cual podría tener repercusiones en la rentabilidad de las instituciones durante el año en curso. A pesar de la volatilidad reciente, los siete principales bancos mexicanos han reportado un margen de utilidad neta mediano que creció un 1.4% interanual, aunque experimentaron una disminución del 1.7% en comparación con el cuarto trimestre de 2024.
La cartera crediticia total del sistema bancario se mantuvo en una trayectoria ascendente, con una expansión del 8.9% interanual, impulsada especialmente por los préstamos al consumo. Hacia el futuro, Fitch anticipa un deterioro moderado en el desempeño financiero en la segunda mitad de 2025, aunque la mayoría de las instituciones mantienen sus perspectivas de ingresos y gastos ante cambios en políticas arancelarias y tensiones geopolíticas.
Con el panorama financiero en constante evolución, el sector bancario mexicano deberá navegar entre las amenazas y oportunidades que se presentan, marcando un camino que será crucial para su estabilidad y crecimiento a largo plazo.
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