
A Gareth Bale no le pudo sentar peor el regreso al Santiago Bernabéu. Hace una semana, en el entrenamiento previo al partido contra el Celta celebrado en el estadio blanco, el galés se retiró con una fuerte molestia en el isquio derecho y este sábado se supo que la baja será de larga duración. La Cadena Cope cifró este periodo entre ocho y diez semanas, aunque fuentes oficiales del club evitan dar plazos concretos y solo se refieren a una ausencia de “larga duración”.
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Todo ocurrió el día antes a que el Real Madrid regresara al Bernabéu un año y medio después. En la antesala de la cita, el club organizó la última sesión preparatoria en el recinto merengue como un entremés al retorno al estadio. Cómo le recibiría el público era una de las incógnitas después de que en sus siete primeras temporadas en la capital de España fuera silbado por la grada en numerosas ocasiones. Sin embargo, mediado el entrenamiento se retiró a los vestuarios, se le descartó casi al instante para el choque contra los vigueses del día siguiente y ahora se sabe que su caída es de consideración.
Hasta este serio percance, el galés, de 32 años, había sido titular en las tres primeras citas de Liga, contra el Alavés, Levante y Betis. Anotó, incluso, el primer tanto en el Ciutat de València. Él era la única novedad en un ataque blanco que acabó la pasada campaña con la sensación de que necesitaba nuevos argumentos. No obstante, finalizado el culebrón Mbappé, la única novedad ofensiva terminó siendo él, una vieja cara a la que ya se había dado por amortizada en Concha Espina. Cuando se marchó en el verano de 2020 al Tottenham, prácticamente nadie contaba con su vuelta, pero ni los Spurs ni otro club estuvieron interesados por un jugador que viene de exhibir un fútbol menguante y que cuenta con un alta ficha.
Así que Carlo Ancelotti, con quien rindió a buen nivel en sus dos primeros cursos en el Madrid, aplicó su clásico pragmatismo y se puso a la tarea para exprimir todo el zumo que todavía hubiera en las botas del galés en su última temporada con contrato en Valdebebas. Le dio pista desde el principio y el zurdo, dentro de su juego de solista y de todas sus idas y venidas a lo largo de un encuentro, no se desentendió del mundo. En el estreno en Mendizorroza se le vio activo, ante el Levante se apuntó el 0-1 y en el Villamarín pasó más de puntillas. Junto a Benzema fue un fijo en el ataque y, cuando el técnico italiano decidió meter en el once a un efervescente Vinicius, el descartado fue Hazard. Así se llegó al primer parón de selecciones. Sin embargo, a su vuelta, cuando debía reencontrarse con el público del Bernabéu, su físico se quebró.
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