En la última década, se ha producido un aumento significativo en el número de niños que desarrollan alergias alimentarias. Los expertos señalan que la introducción temprana de ciertos alimentos podría ayudar a reducir este problema. Según una investigación reciente, exponer a los bebés a alimentos alérgicos a una edad temprana puede reducir significativamente el riesgo de alergias en el futuro.
Hace años, se consideraba mejor posponer la introducción de alimentos alérgenos, como huevos, cacahuetes o trigo, hasta que los bebés cumplieran un año de edad. Sin embargo, la evidencia sugiere ahora que hacerlo antes, a partir de los cuatro meses de edad, podría reducir el riesgo de convertirse en alérgico a los mismos. Expertos como la doctora María Lluch, presidenta de la Asociación Española de Pediatría, recomiendan que se inicie la introducción de alimentos sólidos a partir de los cuatro meses y se incluyan todos los grupos de alimentos en la dieta, incluyendo los alérgenos.
La clave parece ser la tolerancia precoz, que implica que se ofrezca al bebé una variedad de alimentos, incluidos los alérgenos, de manera gradual y regular. De esta manera, su sistema inmunológico se acostumbra a ciertas proteínas y reduce la posibilidad de desarrollar una respuesta alérgica. Actualmente, los expertos en nutrición infantil enfatizan la importancia de introducir alimentos con gluten antes de los 6 meses de edad, siempre que el bebé esté listo para ello, lo que puede variar de un niño a otro.
El beneficio de la introducción temprana de alimentos alérgicos parece evidente en las alergias alimentarias más comunes, como la alergia al huevo y al maní. En estudios recientes, los niños que consumieron estos alimentos a partir de los 6 meses de edad tuvieron una reducción en la incidencia de alergias del 67% al 80%. Además, la introducción temprana de alimentos alérgicos podría ayudar a evitar enfermedades autoinmunitarias y otras enfermedades crónicas en el futuro.
En resumen, la introducción temprana de alimentos sólidos y alérgenos podría ayudar a reducir el riesgo de alergias alimentarias y otras enfermedades crónicas en la infancia y la edad adulta. Los expertos recomiendan que los padres consulten con su pediatra para determinar el momento adecuado para la introducción de alimentos sólidos y alérgenos en la dieta de su bebé.
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