La anchoa es uno de los manjares más populares en todo el mundo. Pero, ¿qué hace que una buena anchoa sea… bien, buena? La respuesta, según los expertos, es sencilla: tiene que ser del Cantábrico y haber sido sobada a mano.
Los pescadores del norte de España han estado capturando anchoas durante generaciones, y su experiencia en la pesca y el procesamiento de estos pequeños peces se transmite de padres a hijos. La clave para una anchoa perfecta es el cuidado con el que se procesa cada una de ellas. Las anchoas frescas se limpian y luego se colocan en salmuera durante un período de tiempo que puede variar según la temporada.
La sobada de la anchoa es un proceso esencial para su calidad. Después de permanecer en salmuera, las anchoas se “soban” a mano, lo que significa que se les retira la piel, se abren y se les quita la espina central. Este proceso manual es importante para evitar que la anchoa se desintegre o se dañe.
La anchoa del Cantábrico es especialmente valorada porque el mar tiene una temperatura entre 13 y 15 grados centígrados, lo que permite que la anchoa crezca más despacio y tenga más grasa intramuscular, lo que da como resultado unas anchoas más sabrosas y menos saladas.
El proceso de elaboración de la anchoa del Cantábrico es una tradición que se ha mantenido durante siglos, y es el secreto detrás de la calidad de este producto. Si estás buscando la mejor anchoa, asegúrate de buscar la señal de calidad que garantiza que el pescado es auténtico y se ha producido siguiendo todas las reglas tradicionales. Pero recuerda, no todas las anchoas son iguales. Si quieres probar la mejor, asegúrate de que sea del Cantábrico y haya sido sobada a mano por expertos en la materia.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram o visitar nuestra página oficial. No olvides comentar sobre este articulo directamente en la parte inferior de esta página, tu comentario es muy importante para nuestra área de redacción y nuestros lectores.