El caldo de camarón cantinero es un verdadero símbolo de la identidad culinaria mexicana, resonando con una profunda tradición y un sabor inconfundible. Más que simplemente una entrada o botana, este plato se conoce popularmente como un “levanta muertos”, ideal para abrir el apetito y acompañar bebidas en cualquier cantina de la Ciudad de México, ya sea en establecimientos elegantes o en locales más antiguos y acogedores.
La esencia de esta preparación radica en su distintivo espesor y en el intenso color rojo que proviene de los chiles y los camarones secos fritos. Su mezcla de sabores terrosos, salinos y picantes lo eleva más allá de un simple caldo, convirtiéndolo en una experiencia culinaria reconfortante.
La receta, que es un legado culinario de las cocineras de cantina, revela el arte de transformar ingredientes sencillos en un manjar lleno de sabor y tradición.
Ingredientes
Base del sofrito:
- 175 g de camarón seco (preferiblemente rojo brillante)
- 5 chiles guajillo (sin semillas)
- 2–3 chiles de árbol secos (al gusto)
- ½ cebolla blanca en medias lunas
- 2 dientes de ajo (uno para freír, otro crudo)
- Agua (la necesaria para cubrir)
Para el caldo:
- 2 papas medianas, peladas y en cubos pequeños
- 1 zanahoria grande, en cubos
- Camarones secos reservados (sin ojos)
- Agua caliente (para ajustar consistencia)
Para servir:
- Cebolla cruda picada
- Limón (al gusto)
Preparación paso a paso
Preparar los camarones secos: Retirar los ojos de todos los camarones, ya que amargan el caldo, y separar las cabezas y patitas de los camarones grandes.
Hacer el sofrito: En un sartén con aceite caliente, freír un diente de ajo durante 2 minutos. Agregar la cebolla y acitronar por 5 minutos antes de retirar. Freír los chiles guajillo y de árbol en el sartén, moviendo constantemente durante 1 minuto. Incorporar las cabezas y patitas de camarón y freír por 2 minutos más. Añadir los jitomates troceados, cocinar por 1 minuto y cubrir con agua. Hervir durante 10 minutos, apagar y dejar entibiar.
Licuar y colar: Licuar el sofrito junto con el ajo crudo, la cebolla y el ajo fritos, añadiendo un poco más de agua. Colar para obtener una salsa espesa y sin residuos.
Montar el caldo: En una olla, saltear las papas y zanahorias en aceite. Agregar los camarones secos, freír por 2 minutos, y luego verter la salsa licuada. Revolver bien y cocinar a fuego medio-bajo durante 15 minutos. Añadir agua con fécula de maíz para ajustar el espesor y sazonar con sal, agregando epazote y cocinando por 25 minutos hasta que las verduras estén tiernas.
Servir: Servir el caldo caliente en tazones, coronando con cebolla cruda picada y unas gotas de limón.
Este caldo no solo es un platillo reconfortante, sino que también representa una celebración de sabores auténticos y arraigados en la cultura mexicana. Su presencia en fondas y cantinas se complementa con la tradición de prepararlo en casa, constituyendo un verdadero patrimonio gastronómico. Con su carácter accesible y profundo, este caldito ha pasado de generación en generación, manteniendo vivas las raíces de la cocina popular.
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