Por Teodoro Lavín León
Sin duda alguna, la nota dada a conocer por este diario acerca de que los consejeros electorales del IMPEPAC acaban de aprobar darse un bono de retiro, que se sacaron de la manga, y haber autorizado la compra de nuevos vehículos para cada uno de ellos, es un abuso que la Auditoria Superior del Estado debería de evitar.
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Tienen tantas ganas de dinero que, en lugar de aumentar a los jubilados el porcentaje que obliga la ley, lo bajaron del 10% al 7%, supuestamente por falta de recursos; por lo que podemos ver que son unos farsantes. ¿Cómo la ciudadanía no va a perder la confianza en una institución cuando los dirigentes se despachan con la cuchara grande, en lugar de pensar en su función? La verdad es que están muy mal.
La reforma que está activa en este momento nos enseña que el presidente quiere una autocracia definida por su hígado y su ignorancia, que lo lleva a hacer explicaciones, junto con su Secretario de Gobernación, con todo cinismo, con un objetivo que se puede distinguir a leguas: volver a controlar las elecciones desde el gobierno federal para conservar a toda costa el poder, sin importarle la libre decisión de los mexicanos. Eso no es democracia.
Existen algunas cosas aceptables en su propuesta, pero la mayoría son desatinos, producto de una mente de alguien que se miente a sí mismo.
De las grandes tonterías que se plantean es la desaparición de los organismos electorales locales. A veces no entiendo que un hombre que tiene años recorriendo el país no se dé cuenta de la diversidad de todos los municipios, desde usos y costumbres hasta en la manera de afrontar la vida. ¿Cómo es posible que quiera centralizar la organización de las elecciones, cuando las maneras de actuar políticamente de los ciudadanos del norte, del centro o del sur del país son totalmente diferentes a las de sus vecinos?
¿No entiende que las elecciones locales no son lo mismo que las federales?, El error de concentrarlas en un mismo día, con el pretexto de ahorrar dinero, es una farsa. Sale más caro el concentrar las elecciones, ya que de esa manera tenemos que mantener juntas locales que sólo suman en el proceso electoral los resultados de las distritales, y dichas juntas son las que se dedican a imponer los criterios nacionales en los organismos locales, cuando éstos deberían de ser autónomos; lo vimos en los últimos tres procesos locales que, la verdad, fueron un cochinero impresionante; y gracias a la gran diferencia de los resultados no hubo grandes problemas, pero en verdad fueron de dar vergüenza.
Desde luego, estos organismos siempre son perfectibles, como cuando los organismos electorales eran autónomos; por ello, para mí fue un error de la legislación el hacerlos depender del INE, pues son los ciudadanos los que deberían de ser los verdaderos supervisores, para que no se nombre a individuos que en realidad son representantes de los partidos políticos, y sobre todo que se les audite de manera frecuente.
¿Como puede ser posible y seguirse tolerando que tengamos un consejero en Morelos que, cuando fue secretario ejecutivo, delante de todo mundo de su oficina se robaba para su casa hasta los garrafones de agua? ¿Cómo puede ese señor ser autoridad electoral cuando roba hasta los veinte pesos que cuesta un garrafón? Imagínese lo que se llevará de todo lo demás que pueda; por eso son las autorizaciones que se están dando, porque tienen miedo de quedarse sin chamba. No entienden que su labor debe de ser en función de la democracia, y lo que están acordado ahora no puede aceptarse y tiene que cambiar. Para que haya democracia real necesitamos la honradez como una característica fundamental. ¿No cree usted?
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